Hace aproximadamente tres meses estuve con mi compañero Virgilio Fernández Acebo y el responsable del Colegio Parayas visitando el yacimiento, porque no sé de qué otra manera calificarlo, donde se encuentran las piedras de sillería de la fachada del antiguo pabellón principal de la Casa de Salud Valdecilla. Estas piedras se numeraron antes de desmontar la fachada para su futura reconstrucción, cosa que no ha ocurrido. Las piedras siguen allí, semienterradas, en un lamentable estado de conservación.
A Chuchi y a mí se nos ocurrió rescatar un par de sillares para la exposición, en concreto para el apartado dedicado a diseño hospitalario, en parte como llamada de atención sobre el abandono que sufre nuestro patrimonio arquitectónico, pero finalmente nos echamos atrás. Nos parecía que los sillares iban a acabar comiéndose la exposición, es decir, que iban a llamar la atención demasiado, que probablemente lo que más recordaría la gente de la exposición serían los sillares, que sin dejar de ser importantes no son lo tanto, ni por asomo (a la vista de otros elementos que sí van a ir en la exposición) como para trocar en iconos.
Una decisión acertada, el no ponerlos.
Valga esta entrada, entonces, para dar noticia del redescubrimiento de los sillares enterrados en Parayas que se produjo no hace tres meses, que es cuando visitamos lo que he calificado como yacimiento, sino hace aproximadamente un año gracias a la curiosidad de Julián Gurbindo, por entonces Gerente de la Fundación Marqués de Valdecilla, hoy ya jubilado.