miércoles, 3 de junio de 2015

El Campo de Concentración de "La Magdalena". Entrevista de Mario Corral García a Alberto Santamaría

Alberto Santamaría es amigo. Además, es profesor de Análisis del discurso artístico y literario y Arte contemporáneo en la Universidad de Salamanca, forma parte del equipo docente del Máster de Estudios avanzados en Filosofía de dicha universidad y es autor de numerosos ensayos y poemarios publicados en algunas de las editoriales españolas más potentes. Desde hace un par de años ha puesto en marcha un proyecto personal que tiene mucho de análisis de la resignificación de espacios con alta densidad histórica, titulado La Magdalena: Campo de concentración.

En la exposición hemos incluido una carta de un editor reclamando a un médico de la Casa de Salud Valdecilla que intercediera para liberar a un empleado retenido en el campo de concentración, un certificado médico de 1939 con matasellos del mismo y un poema de Jaume Anglada que da testimonio de las duras condiciones de vida que se padecían en el campo.

Alberto Santamaría ha aceptado amablemente responder a las siguientes preguntas:

(1) En la exposición Valdecilla: La Semilla (1929-1939) se incluye un certificado médico del campo de concentración de La Magdalena del año 1939. Santander cayó en el verano de 1937. ¿Cuándo se abrió el campo de La Magdalena?

El campo está ya abierto en noviembre de 1937. No sólo eso sino que el Palacio de la Magdalena, por los documentos que tenemos, se convirtió en el lugar desde el cual se diseñó el sistema de Campos de Concentración de toda España. Durante el 37 y el 38, se abrieron casi cien campos en España y la gestión se inició y desarrolló desde Santander.

(2) ¿Se trataba de un campo improvisado o, por el contrario, respondía a un programa franquista?

En Santander se produce la mayor rendición de toda la Guerra Civil. En agosto de 1937 las tropas franquistas se encuentran con más de 50.000 soldados republicanos detenidos. El no saber qué hacer con ellos se conecta con el ya pensado proyecto de los campos de concentración. Por lo tanto, hemos de suponer que respondía a un programa más complejo cuya finalidad era no sólo detener sino humillar y destruir al enemigo.

(3) ¿Existían otros campos en Santander o el de La Magdalena se puede considerar una excepción?

En Santander existieron cuatro Campos de Concentración según la fórmula franquista. Además del campo de la Magdalena, estaba el Seminario de Corbán, el estadio del Rácing, y la plaza de toros. El objetivo de estos campos era depurar y reeducar. Estos tres campos fueron campos que apenas duraron unos meses, y tenían un sentido clasificatorio. Fue el campo de la Magdalena el campo central y de una duración mayor. Desde la Magdalena se gestó todo un sistema de depuración terrible. Fue el campo con mayor población y quizá de mortandad. Lo que es ahora el Paraninfo de la Magdalena, en las caballerizas, donde se desarrollan conferencias, etc., llegó a contener a más de 1600 presos, cuando el espacio estaba destinado para 600. Una ocupación del 266%. Todos ellos en condiciones terribles.

(4) Explicando la historia de la Casa de Salud Valdecilla a un grupo de residentes uno de ellos me preguntó que qué hacían aquí los judíos. Le contesté que en Santander no se detuvo a judíos, que los presos eran republicanos españoles. Me miró con cara de susto. ¿Qué relación llegaron a tener los campos de concentración nazis con los franquistas, si es que llegaron a tener alguna?

Bastante. Serrano Súñer, ministro de Franco, en 1936 se encuentra en Alemania (era un admirador del nazismo) visitando el sistema de campos. Junto a Himmler visita Dachau. Y Dachau será el modelo. De los alemanes tomaron el sentido clasificatorio, la idea de la humillación, de la banalización del mal, etc.

(5) ¿Qué diferenciaba un campo de una cárcel?

El campo estaba destinado a aquellos presos, fundamentalmente soldados republicanos (aunque no todos lo eran, también había muchos presos políticos en general) y su finalidad era la de humillar, clasificar, dejar morir, etc. No había presos comunes, no había tribunales, no había ninguna protección legal, etc. De hecho, la convención de Ginebra fue totalmente violada en el sistema de Campos franquistas. Hay una carta del alcalde Emilio Pino pidiendo presos del campo para hacer obras en la ciudad, por ejemplo.

(6) En la posguerra temprana Falange realizó un reportaje publicitario sobre el campo de La Magdalena en el que más que un campo de concentración parecía un camping. ¿Cuáles eran las condiciones de vida reales de los presos?

La vida de los presos era muy dura. Escasez de alimentos, enfermedades (hubo varios casos de meningititis, tifus, etc.), piojos, hambre, etc. He escuchado muchas historias de familiares y supervivientes quienes insisten en el hambre y que les bajaban en invierno a la playa para bañarse. Les obligaban a modo de humillación, por ejemplo, a beber agua salada, y los domingos a jugar al fútbol. Ahora bien, existen varios informes militares de la época en los cuales se pregunta por las condiciones sanitarias de los campos y resulta que el de la Magdalena no era el peor en este sentido… Es difícil imaginar cómo sería el peor.

(7) ¿Qué nos puedes contar acerca del poeta Jaume Anglada?

Poco. Muy poco. Fue un maestro republicano, muy cerca de las ideas socialistas del momento. Estuvo más de dos años en el campo, y al regresar a Barcelona fue detenido tras ser delatado por un vecino (sin pruebas) y encarcelado en La Modelo varios años. Al salir de la cárcel no se le permitió enseñar, hasta los años setenta.

(8) ¿Cuándo se clausuró el campo?

A día de hoy carecemos de ese dato exacto. Es de suponer que hasta 1940 o 1941. El que más tiempo duró fue el de Miranda de Ebro, hasta 1947.

(9) ¿Cuándo recuperó La Magdalena su condición de sede universitaria de verano?

1949

(10) ¿Considera que en la actualidad la existencia de este campo de concentración es lo suficientemente conocida? ¿Qué labor de recuperación de la memoria histórica realiza la actual UIMP, teniendo en cuenta lo que fue su sede?

No. En Santander se ha preferido dejar este caso en el pasado, como si se tratase de algo construido o ficticio. Se ha olvidado por completo que allí, donde ahora juegan los niños, donde se toma el sol y los jóvenes extranjeros se lo pasan bien, murió mucha gente, y otra enfermó, fue humillada, etc. Y con respecto a la UIMP nunca ha querido saber nada de este proyecto. Las veces que he intentado ponerme en contacto con ellos siempre he obtenido el silencio por respuesta. Mira lo que pone en su web: “Interrumpidas las actividades de la Universidad Internacional por la Guerra Civil, en el verano de 1938 el Ministerio de Educación Nacional confió a la Sociedad Menéndez Pelayo la organización de cursos de lengua y literatura para extranjeros”. Esa es la única referencia al periodo durante el cual la Magdalena fue un terrible campo de concentración.