viernes, 12 de junio de 2015

La Biblioteca Municipal de Santander, la Medicina y la Guerra Civil Española. Entrevista de Mario Corral García a Pablo Susinos Rada, bibliotecario

Pablo Susinos Rada es Director de la Red de Bibliotecas Municipales de Santander (RBMS). Se trata de una red radial, es decir, con un eje sobre el que gira todo el sistema. Su epicentro es la Biblioteca Municipal de Santander, radicada en la calle Gravina, a un paso del Ayuntamiento y colindando con el MAS, la Biblioteca Menéndez Pelayo, la Fundación Gerardo Diego, la Real Sociedad Menéndez Pelayo, la Real Academia de Medicina de Cantabria, encuadernaciones Salcines, de la que la Biblioteca Marquesa de Pelayo ha sido cliente durante décadas (hasta la irrupción arrolladora del soporte electrónico), y las librerías La Vorágine, especializada en temática social, y Carmen Alonso Libros, en libro antiguo. Pablo Susinos es la ligazón cuando no detonante de toda esta pléyade de iniciativas que se condensan en el centro de Santander.

La Biblioteca Municipal de Santander conserva un fondo documental impresionante: si sus fondos bibliográficos son muy ricos (la burguesía mercantil santanderina era lectora, y se nota), su hemeroteca es la más completa, sin duda, de Cantabria, amén de encontrarse entre las más importantes de España por volumen y calidad de publicaciones. Se trata, en definitiva, de la Biblioteca de una ciudad que ha querido y quiere al libro. Pablo Susinos es, ya lo he dicho, la ligazón: la ligazón entre ciudad y libro.

El Director de la RBMS ha aceptado amablemente responder a las siguientes preguntas:

(1) ¿Cuándo se fundó la Biblioteca Municipal de Santander? ¿Qué herencia recibió, cuál era su contexto?

La BMS se funda en el otoño de 1907 aunque los primeros meses se dedican a recoger libros y a habilitar unas habitaciones en el ángulo suroeste de la tercera planta del Ayuntamiento. Finalmente se abre al público el 6 de febrero de 1908. Anteriormente, en 1877 hubo un acuerdo del Ayuntamiento para crear una biblioteca y se llama a los vecinos para que entreguen libros con los que formar la colección. Después de algún tiempo y por falta de espacio, se decide entregar los volúmenes recogidos a la Biblioteca del Casino Montañés.

En Santander había alguna tradición bibliotecaria relacionada con los fondos bibliográficos reunidos desde finales del siglo XVIII con la expulsión de los jesuitas y sobre todo en la primera mitad del XIX con las desamortizaciones eclesiásticas. Hubo biblioteca en el Instituto Cántabro y posteriormente en el desamortizado Convento de Santa Clara con diversas denominaciones (Biblioteca Provincial, Biblioteca Pública). Esta última es el origen de la actual BCC que, hasta mitad del siglo XX, consistió principalmente en los fondos desamortizados de los conventos y en algunas obras donadas por profesores del Instituto Provincial. Tanto por la naturaleza del fondo como por la ausencia de personal bibliotecario, esta biblioteca ni siquiera cumplía como biblioteca escolar, mucho menos pública.

(2) ¿Cuenta la actual Biblioteca con un fondo significativo de Medicina?

El fondo inicial de la BMS se compone de donaciones de libros procedentes de la burguesía santanderina. Todas las familias más conocidas (Pereda, Flórez Estrada, Vial, Rodríguez-Parets, Pombo, Basañez, etc.) contribuyeron durante los primeros años con obras literarias y científicas de sus propias colecciones. Por esa razón encontramos mucha bibliografía profesional de abogados, notarios, ingenieros y también algunas obras médicas de la época. En ocasiones, estas donaciones fueron realmente voluminosas cuando incluían publicaciones periódicas y conservamos diversos títulos de revistas médicas especializadas del primer tercio del siglo XX.

(3) ¿Hay constancia de haberse producido alguna donación de bibliotecas particulares de médicos de Santander o de Cantabria?

Varios médicos contribuyeron con sus propias obras (Enrique Madrazo, por ejemplo) y con monografías y publicaciones periódicas médicas a lo largo de los primeros decenios de la Biblioteca. Sin embargo estas donaciones, que en ocasiones fueron muy voluminosas, no están documentadas.

(4) ¿Se sabe de alguna aportación de los marqueses (de Valdecilla o de Pelayo) a la Biblioteca?

En 1925, la Marquesa de Pelayo financió el acondicionamiento de la planta baja del nuevo edificio de la Biblioteca (actual MAS) y la construcción de las estanterías de su sala de lectura. De esta forma la Biblioteca Municipal adquiere su aspecto "clásico" (ver foto) que no varía hasta su traslado en 1956 al edificio de Gravina. No se conserva noticia alguna acerca del destino del mobiliario original.


(5) ¿Cómo vivió la Biblioteca la Guerra Civil? ¿Hubo cierres? ¿El personal sufrió algún tipo de represalia? ¿Hay constancia de eliminación de fondos por motivos políticos tras la caída de Santander? ¿Tiene la biblioteca "infierno"?

No hay muchas noticias sobre este periodo. Suponemos que los sótanos del edificio se utilizaron como depósito de libros incautados a sacerdotes, parroquias o comunidades religiosas al principio de la guerra: en los años 90 todavía se almacenaban allí gran cantidad de obras religiosas. En el sótano también aparecieron libros de las bibliotecas circulantes de Misiones Pedagógicas aunque tampoco sabemos cómo ni cuándo llegaron. Probablemente la Biblioteca sirviera para acopiar fondos de bibliotecas de asociaciones y sindicatos ilegalizados por los rebeldes.

Sabemos que Matilde Zapata trabajó un tiempo como auxiliar o conserje tras el asesinato de su marido, Luciano Malumbres. Naturalmente a partir de agosto de 1937 fue perseguida y finalmente fusilada en marzo de 1938.

No tenemos constancia de que la colección fuera expurgada por razones ideológicas y, dado el carácter de sus gestores durante la República (Ramón Noval y Tomás Maza Solano) probablemente no fuera necesario. Si se hizo algún tipo de limpieza, no quedaron pruebas de ella ni tampoco dio lugar a un "infierno".