Muchas gracias a todos los compañeros, amistades e interesados en general que se acercaron a la visita guiada de ayer, la última programada. Fuimos más de cincuenta personas. Gracias también al camarógrafo que grabó la visita para el archivo del CASYC.
Comenzaremos a desmontar la exposición el lunes 1 de junio.
viernes, 29 de mayo de 2015
jueves, 28 de mayo de 2015
Retrato del Dr. Ernesto Gonzalvo, Gerente de la Casa de Salud Valdecilla de 1936
La familia del Dr. Ernesto Gonzalvo, especialista en digestivo y radiólogo nombrado por Bruno Alonso Gerente interino de la Casa de Salud Valdecilla desde comienzos de 1936 (no sabemos si desde febrero o si desde julio) hasta septiembre de 1936, fecha en que regresó el Dr. Wenceslao López Albo de Bilbao, y asesinado según indica Antonio Hontañón el 14/10/1937.
Muchas gracias a la familia.
Desde Gerencia del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla se va a hacer lo posible por incorporar el retrato de este doctor a la galería del Salón Noble de la Biblioteca, donde están todos los Gerentes desde el primero, el Dr. Wenceslao López Albo, hasta el último, galería en la que falta a día de hoy el retrato del Dr. Ernesto Gonzalvo.
Muchas gracias a la familia.
Desde Gerencia del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla se va a hacer lo posible por incorporar el retrato de este doctor a la galería del Salón Noble de la Biblioteca, donde están todos los Gerentes desde el primero, el Dr. Wenceslao López Albo, hasta el último, galería en la que falta a día de hoy el retrato del Dr. Ernesto Gonzalvo.
Última visita guiada
Esta tarde a las 19:30 h. última visita guiada a la exposición de la mano del comisario.
Entrevista de Rafael Pérez Llano a Mario Corral García, comisario de la exposición
Rafael Pérez Llano es empleado público y escritor. Tiene un blog muy potente titulado Unos cuantos textos, disponible aquí.
Me hizo una entrevista en relación con la exposición que pongo a continuación. No tiene título.
*
Del 24 de abril al 29 de mayo se puede ver en la sala CASYC_UP de Santander la exposición Valdecilla: La Semilla (1929-1939), un recorrido por los primeros años de lo que primero fue Casa de Salud Valdecilla y luego Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Pese a tratarse de una institución de gran peso en la sociedad cántabra, y aunque la labor investigadora desarrollada en ella ha sido reconocida en muchas ocasiones por la comunidad científica internacional, esta muestra de imágenes, libros, planos y objetos diversos, además de ser la primera en su género, ofrece un panorama innovador sobre el centro hospitalario, gracias al descubrimiento de nuevos documentos y datos. Una innovación que no se limita a la institución en si, sino que alcanza la totalidad de la sociedad española y los cambios científicos e ideológicos que acompañaron la evolución de los estudios médicos, técnicos y arquitectónicos en una época de conflictos radicales.
Dada la complejidad del tema, aunque el material presentado basta para obtener una idea clara del objeto de estudio y su devenir, resulta muy aconsejable asistir a las visitas guiadas por el comisario de la exposición, Mario Corral, que es también Director de la Biblioteca Marquesa de Pelayo y responsable desde su reciente rescate del Archivo Histórico del Hospital Valdecilla.
- La exposición se titula Valdecilla: La Semilla (1929-1939). ¿Puede explicar la intención, la elección de período y el concepto de semilla? ¿No es éste último un tanto restrictivo, dado que, al parecer, ya dentro de esa década se producen evidentes rupturas? En general, ¿cuál es el objetivo y la estructura de la exposición?
Desde su inauguración en 1929 hasta la caída de Santander bajo control franquista en 1937, Valdecilla basculó entre dos modelos, progresista uno y conservador otro. Este último es el que finalmente triunfó, no porque fuera mejor, sino por razones extra hospitalarias. En 1939 el modelo conservador se consolida y no se cuestionará hasta la Transición. Es entonces cuando se habla de segunda época del hospital. A mí me gusta creer que es en los años setenta cuando brota la semilla de 1929. La inauguración del Nuevo Valdecilla en 2015 supone su consolidación.
En resumen, el planteamiento es que en 2015 se consolida el brote de la Transición que nace de la semilla plantada en 1929. Entre medias, se producen derivas que considero espurias por responder a lógicas extra hospitalarias.
La exposición se centra en los diez primeros años de vida del hospital. En octubre de 1929 se inaugura siguiendo un modelo progresista que es sustituido en agosto de 1930 por otro de signo contrario. En febrero de 1936 se recupera el modelo original pero en agosto de 1937 es sustituido de nuevo por el conservador. Este último modelo se consolida en 1939 y no entra en crisis hasta la Transición.
Paso a paso: a finales del siglo XIX explota un buque cargado de dinamita de contrabando en el puerto de Santander que provoca más de quinientos muertos y entre mil y dos mil heridos. El hospital de la ciudad, de finales del s. XVIII, no es capaz de responder a tamaño desastre y la población reclama un nuevo hospital. Se ponen en marcha numerosas iniciativas, pero todas fracasan por falta de presupuesto. En 1926 el Marqués de Valdecilla, indiano enriquecido gracias a la industria azucarera, decide financiar el proyecto a cambio de ser él el que lo controle. Contrata al arquitecto Gonzalo Bringas y al doctor Wenceslao López Albo, del círculo de Cajal, para el diseño conceptual del hospital, que pasa así de ser nuevo a ser también moderno. El hospital se inaugura en octubre de 1929, pero en agosto del año siguiente la sobrina del marqués, ultraconservadora, cambia el signo del proyecto, lo que provoca la dimisión del doctor López Albo, que abre consulta en Bilbao. Éste retorna a Santander y recupera la dirección del hospital en septiembre de 1936. En 1937 se ve obligado a pasar a Francia ante el avance franquista. Es entonces cuando triunfa definitivamente el modelo conservador auspiciado por la sobrina del marqués, que se consolidará en 1939.
La exposición es documental. La mayor parte de las piezas expuestas están tomadas del Archivo Histórico de la Casa de Salud Valdecilla recuperado hace apenas dos meses. El interés de los documentos expuestos trasciende la intrahistoria del hospital. Así, se exponen las normas que han de seguir los guardias de presos republicanos heridos, las normas de las purgas de médicos izquierdistas, etc. Son documentos sin parangón en España. Tengamos en cuenta que este tipo de documentación se hizo desaparecer en torno a los años sesenta. En Valdecilla no se destruyó, se escondió, y la acabamos de encontrar.
- Si, como dice, la semilla de 1929 brota en los años 70, ¿consideramos, pues, el período franquista como un paréntesis no sólo en el aspecto político o extra hospitalario, sino también en cuanto a los criterios científicos y del servicio a la población? En este sentido, entiendo que lo que usted llama proceso de consolidación de 2015 está en estrecha relación con el proceso de privatización que ya está en marcha. ¿Hasta que punto dicho proceso de privatización puede alterar el devenir del hospital como centro de investigación y como servicio público? ¿Podemos hablar de una consolidación, sin más, o habrá cambios sustanciales tanto en un sentido como en otro?
Las cuestiones que se plantean se me escapan como comisario de una exposición que se centra en los diez primeros años de la Casa de Salud Valdecilla, pero, en cualquier caso, sí que los años de la Dictadura me parecen monocromos y sí, la Transición trajo consigo una revisión muy fructífera, y también el Nuevo Valdecilla de 2015 me parece un buen broche; o mejor, un buen punto de partida desde el que actualizar el proyecto. Y me lo parece sobre todo porque es lo que tenemos. No hay tiempo que perder. Perderlo es lo peor que le puede pasar a la ciudadanía. Insisto que lo anterior lo digo al margen de mi papel en esta exposición.
- Hay una parte de la exposición que me parece un tanto ajeno al resto, a la idea de semilla, y a las características del material expuesto. Tras pasar por una recopilación de documentos, libros, planos y un par de filmaciones de la época, todo ello con abundantes referencias sólo indirectamente relacionadas con el hospital y evidentemente políticas, ocupa un lugar privilegiado un vídeo proyectado a pantalla grande que, en mi opinión, es un publirreportaje sobre el futuro del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (HUMV) en el período que ahora se dispone a inaugurar la gestión privada. ¿No le parece que no encaja con el espíritu de la exposición o que recoge de un modo un tanto forzado la idea de la semilla del 29 para adaptarla a la actualidad en un proceso propagandístico?
No lo creo. Los vídeos del último espacio de la exposición recogen el día a día de mis compañeros. Son neutrales. Entre estas piezas se inserta un anuncio del proyecto que recoge estos vídeos, que es “Somos Valdecilla”, de donde los hemos tomado para la exposición. De los objetivos que persiga “Somos Valdecilla” no puedo decir, porque los ignoro. Lo que a mí me interesa son los vídeos de mis compañeros. Es un reconocimiento al Valdecilla de hoy que se entiende como fruto que ha resultado de la semilla de 1929.
- ¿Qué es la Edad de la Plata de las Ciencias Españolas?
Uno de los hitos españoles del siglo pasado es la conocida como Edad de Plata de las Artes y de las Ciencias Españolas. Ambas vertientes, la artística y la científica, sufrieron igual represión, pero la artística se ha podido defender mejor que la científica. ¿Por qué? Porque su consumo en clave actual, es decir, de masas, es más sencillo. A nadie escapa que es de más fácil recepción un poema de Lorca que un artículo de Lafora, por mucho que cada cosa en su contexto tenga un valor equivalente (el poema de Lorca como poema vale tanto como el artículo de Lafora como artículo científico).
Pío del Río Hortega fue nominado al premio Nobel antes de la guerra con el apoyo de la Casa de Salud Valdecilla y más tarde, ya en el exilio, fue de nuevo candidato pero esta vez con la oposición explícita del hospital. En un contexto tan adverso todo rescate se hace difícil.
La Edad de Plata de las Ciencias tiene su semillero en la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas dirigida por Cajal, que a su vez es fruto de la Institución Libre de Enseñanza diseñada el año 1875 en la casa natal de Augusto González de Linares, en Valle, Cabuérniga, y fundada al año siguiente.
La Casa de Salud Valdecilla es el mascarón de proa de la Edad de Plata de las Ciencias Españolas. Es necesario reclamar la importancia de una y de otra, de la Casa de Salud Valdecilla y de la Edad de Plata de las Ciencias Españolas. La exposición cuenta en este sentido con la colaboración del Centro López Albo de Documentación de la Edad de Plata de las Ciencias Españolas.
- El punto de partida parece ser un acontecimiento traumático, la explosión del Cabo Machichaco, que, si no le entiendo mal, revela la necesidad de modernizar la ciudad. Sin embargo, si no hubiera sido por la iniciativa del Marqués, ¿cree que se hubiera quedado en nada o en mucho menos, como había venido ocurriendo con otros proyectos de ensanche, mejora urbanística, portuaria, etc?
A finales del s. XIX la ciudad se quería burguesa, pero a la hora de la verdad no contaba con dinero, bien porque no lo tenía o bien porque no circulaba. Esto se deja ver en el proyecto frustrado de nuevo hospital de 1918: un gran complejo, sobredimensionado, de concepción caduca, en horizontal, imposible de terminar por falta de presupuesto, aunque los reyes no dejaron de asistir a la colocación de la primera piedra (que, por cierto, sería interesante localizar). ¿Qué hubiera sido de no intervenir el marqués? Probablemente la Guerra Civil hubiera obligado a reutilizar un edificio previo que hoy sería un estorbo. Probablemente, también, durante la Transición o incluso antes se hubiera llevado el hospital a las afueras, quizá a La Remonta, donde hoy se encontraría el Nuevo Valdecilla. Pero son solo suposiciones.
- Desde un principio, parece haber un choque entre los presupuestos progresistas del Marqués y de López Albo y lo que podríamos llamar tendencias reaccionarias, confesionales, beneficentes, e incluso en cuestiones arquitectónicas. ¿Es así?
El Marqués de Valdecilla era regeneracionista y el primer Director Gerente republicano. Entre ambos cubrían de la derecha moderada a la izquierda radical (el doctor llegó a publicar una entrevista en el boletín de Acción Nacionalista Vasca, aun siendo de Santander). La Marquesa de Pelayo, sobrina del marqués, era ultraconservadora.
Que el hospital promovido por el marqués y liderado por el doctor era moderno lo demuestra el hecho de que la Escuela de Enfermería era laica. En España lo habitual era que las enfermeras fueran religiosas.
El conflicto entre ambas visiones era de esperar.
Aprovechando que su tío estaba enfermo, la marquesa impuso a Sor Bastos, Madre Superiora de las Hermanas de la Caridad, como principal responsable no solo de la Escuela de Enfermería, sino de todo el hospital. Este golpe de timón se produjo en agosto de 1930. En septiembre el Dr. López Albo dimite y se marcha a Bilbao. No vuelve a Santander hasta septiembre de 1936, reclamado por Bruno Alonso.
Con la caída de Santander en el verano de 1937 retornan las hermanas de la caridad y el modelo hospitalario que termina cuajando es el conservador.
A nivel arquitectónico la Casa de Salud Valdecilla se encuentra encadenada a los cimientos echados el año 1918 por los arquitectos que dirigían la obra antes de la contratación de Gonzalo Bringas en 1926. Los cimientos que se encontró Gonzalo Bringas en 1926 eran los de un hospital horizontal, pabellonario, europeo. El hospital que hubiera querido el Dr. López Albo, encargado del diseño lógico del hospital, no era el pabellonario, sino el organizado en rascacielos, norteamericano. Así lo desveló en un discurso pronunciado en 1931 que ha sido recientemente recuperado por la Biblioteca Marquesa de Pelayo.
En la actualidad el modelo ideal se considera que es una combinación de ambas corrientes, la europea y la norteamericana, que se encontrarían en un edificio horizontal en su base, en el zócalo, y vertical en su desarrollo.
- ¿Puede resumir los avances médicos y científicos que supuso la fundación de Valdecilla?
Es mucho lo que se podría decir. Valga que el hospital contó en sus primeros pasos con el asesoramiento de Pío del Río Hortega, Lafora y Gregorio Marañón, es decir, lo más granado de la ciencia española de la época.
Sí cabe destacar que en el contexto del Instituto Médico de Postgraduados, que devendría en 1936 Escuela Libre de Medicina, se generaron numerosas tesis doctorales leídas en la Universidad Central de Madrid, actual Complutense, tal y como obligaba la ley, pero desarrolladas plenamente en la Casa de Salud Valdecilla. Estas tesis están firmadas por los primeros espadas de la Edad de Plata de las Ciencias Españolas y de ellas tan solo se conserva un ejemplar, en la Biblioteca Marquesa de Pelayo. Es de desear que en breve podamos digitalizarlas para que todos puedan disfrutar de ellas como lo hacemos nosotros.
- ¿Y los logros sociales? ¿Cuál fue el impacto en la vida santanderina y regional?
La Casa de Salud Valdecilla de 1929 respondía a un modelo mixto que combinaba sanatorio (privado) con hospital (beneficencia) sin ser ni una cosa ni otra, de ahí que se denominara casa de salud.
El que la Casa de Salud Valdecilla se ofreciera a pacientes adinerados provocó la oposición de la medicina privada de Cantabria por miedo a perder cartera de clientes, y con razón. Es lo que el Dr. López Albo denominaba “la amenaza del profesionalismo”. Se llegó a publicar en 1929 un folleto publicitario en todo igual a los llevados a imprenta por los sanatorios privados.
Durante la República este modelo mixto no era visto con buenos ojos, y se procuró corregir. El término empleado durante la República era nosocomio, que no tuvo mucho predicamento. En la exposición se incluye una propuesta de incautación de la empresa contratada para gestionar los servicios no clínicos de la Casa de Salud Valdecilla. No hemos encontrado más documentación al respecto, lo que nos hace sospechar que tal propuesta no tuvo éxito.
- Es decir, que, aunque no se trata de un sistema público de salud, ¿podríamos decir que, en parte, lo prefigura?
No sabría qué contestar. La historia nunca es lineal. Avanza por meandros. Puede que el modelo acuñado por Valdecilla nunca hubiera llegado a nada, aunque le hubieran dejado desarrollarse.
Elegimos nuestra herencia. Si desde el presente queremos tomar a la Casa de Salud Valdecilla como precedente del actual sistema público de salud, hay elementos que permiten hacerlo. Pero hay que seleccionarlos.
Por ejemplo, la primera Casa de Salud Valdecilla era progresista, pero todos los servicios no clínicos eran gestionados por la empresa Schneider. ¿Le resta este hecho pegada progresista? ¿Avala nuevos modelos de gestión? Cada época tienes sus coordenadas. Y es desde estas coordenadas que se revisa el pasado.
- ¿No le parece que, salvando las distancias, la situación actual implica una claudicación evidente de los ideales 29, el año que usted fija como de siembra de la semilla, en cuanto al modelo de gestión se refiere, y también en cuanto a la controversia de entonces con el sector privado, que parece ir a resolverse con la integración en este?
El modelo del primer Valdecilla era muy posibilista. No creo, sinceramente, que el Dr. López Albo se sintiera incómodo con la situación actual. De hecho, él ensayó algo parecido al conceder la gestión de los servicios no clínicos de la Casa de Salud Valdecilla a la empresa Schneider.
Hemos localizado y exponemos un documento que demuestra el intento de incautación de la empresa Schneider por parte de los obreros de la Casa de Salud Valdecilla, cosa que no llega a suceder, probablemente porque el Dr. López Albo frenó la idea.
- El breve período republicano santanderino aparece, al contrario de lo que se suele afirmar, como muy productivo en iniciativas. Incluso parece demostrado que supuso la fundación de la Universidad de Cantabria. ¿Es así?
Reconozco tres fases en la percepción de los trece meses republicanos de Santander en guerra: la primera, hasta el año 1945, en la que se hizo ver que todo lo que se había hecho era nefasto y había que corregirlo; la segunda, a partir del año 1945, en la que se hizo creer que no se había hecho nada; y la tercera y última, la actual, en la que se asegura que fueron meses caóticos en los que nada se llevó a la práctica.
Efectivamente, muchos proyectos no lograron pasar del papel, pero por falta de tiempo, no de capacidad, y los pocos que sí lo lograron fueron cercenados tras la caída de Santander.
Un ejemplo de lo primero es el asombroso proyecto de museo de bellas artes proyectado en estilo racionalista por Deogracias Mariano Lastra, edificio que nunca llegó a levantarse, por desgracia, porque es una carencia que todavía hoy arrastra la ciudad. Hemos descubierto los planos durante el desarrollo de la exposición.
Ejemplo de lo segundo es la Escuela Libre o Práctica de Medicina de la Casa de Salud Valdecilla inaugurada en noviembre de 1936. Un proyecto exitoso, eliminado en el 37 y borrado de la memoria.
Si la Escuela Libre o Práctica de Medicina de la Casa de Salud Valdecilla se inauguró en noviembre de 1936, la Facultad de Medicina de la Universidad Vasca se inauguró un mes después. La única diferencia entre ambas iniciativas, la cántabra y la vasca, es que la Facultad de Medicina del País Vasco contaba con respaldo de un boletín oficial y la iniciativa cántabra, no. El País Vasco contaba con Estatuto de Autonomía desde octubre de 1936 y el cántabro no llegaría a aprobarse. Otra diferencia, ésta más cercana a nosotros, es que la actual Universidad del País Vasco se declara heredera de la iniciativa de diciembre de 1936 y la actual Universidad de Cantabria todavía no se ha pronunciado respecto a la iniciativa cántabra de noviembre de 1936.
Hemos encontrado, entre otra documentación de mucho interés, más de cien fichas de alumnos de la Escuela Libre de Medicina de 1936. En muchas de ellas aparecen notas manuscritas en las que se identifica a los estudiantes izquierdistas con la palabra “rojo”. Es de suponer que estas fichas se utilizaron con fines represores por las fuerzas franquistas.
Ejemplo de otra entidad desaparecida en agosto de 1937 y ninguneada hasta la actualidad es el Ateneo Popular de Santander. Éste tenía un reflejo derechista, que era el Ateneo de Santander. La sede del Ateneo Popular, un fantástico edificio racionalista firmado por Deogracias Mariano Lastra, fue construido por los socios, albañiles, fontaneros, electricistas, etc., sin cobrar por ello, con trabajo voluntario. En la actualidad este edificio se halla ocupado por el Ateneo de Santander, que sí sobrevivió a la guerra.
En definitiva, el periodo republicano santanderino fue muy fructífero en iniciativas, muchas llevadas a la práctica, pero todas, al menos las más significativas, desprestigiadas, eliminadas y olvidadas.
- ¿Tenemos, pues, que entender que la exposición ha servido para remover algunos tópicos asentados y descubrir nuevos documentos y referencias? Es decir, ¿se trata de un principio para una labor más amplia?
La exposición no es más que una pieza del puzzle que se está empezando a recomponer desde la historia sin atributos.
Santander ha sido profundamente ideologizada durante décadas. Creo llegado el momento de volver la vista atrás sin prejuicios y recuperar nuestra memoria, la de todos, cada uno desde su parcela: los bibliotecarios y periodistas (recordemos a Matilde Zapata), los arquitectos (Deogracias Mariano Lastra), médicos (doctores González-Aguilar, Téllez Plasencia, López Albo, Gonzalbo), enfermeras (Teresa Junquera), etc. Simplemente por respeto a nosotros mismos.
Del Archivo Histórico recién recuperado solo hemos abierto las cajas más antiguas. No sabemos qué sorpresas depararán las cajas más recientes. Será en función de lo que encontremos que planteemos otra exposición o no, y si es que sí, qué orientación tendrá, si cronológica (la posguerra o la Transición, por ejemplo) o temática (impacto de Valdecilla en el exilio científico, se me ocurre).
- El fin de la República y la llegada de la dictadura franquista supone, como para toda España, el fin de una época de esperanza y la resolución de las tensiones entre Antiguo Régimen y Progreso con la imposición brutal de aquel. ¿Se manifiesta eso en Valdecilla de una manera evidente, tanto en la represión como en el funcionamiento del hospital?
La represión en Valdecilla fue brutal. Hemos encontrado las normas de custodia de presos republicanos, las normas que seguían las purgas de médicos izquierdistas, etc. Son documentos únicos en España porque en otras partes se hicieron desaparecer mientras que en Valdecilla no se destruyeron, sino que se ocultaron. Son los documentos que acabamos de descubrir.
Preparando la exposición hemos sabido del asesinato de un médico que ejerció como Director Gerente interino desde febrero a septiembre de 1936. Se llamaba Ernesto Gonzalvo y fue fusilado en 1937. Hemos logrado contactar con su familia, en Asturias. Es probable que organicemos un merecido acto en su honor.
Además de documentos que reflejan la represión interna, de puertas para adentro, se han hallado documentos que reflejan la represión externa, es decir, fuera del hospital, como por ejemplo listados muy amplios de presos que tras ser dados de alta eran enviados a alguno de los muchos campos de concentración abiertos en Santander. Esta documentación ha permitido identificar campos desconocidos al menos para mí, como el del Colegio Ramón Pelayo. Estos listados no los hemos incluido en la exposición por contener información personal muy delicada, pero sí exponemos un certificado médico expedido en el campo de concentración de La Magdalena con el matasellos del campo bien visible, prueba irrefutable de su existencia, negada hasta ahora por muchos.
Quiero destacar aquí la figura del escritor derechista Ocharan Aburto. Estuvo escondido en el pabellón 15 durante los trece meses republicanos de Santander en guerra con la aprobación del Director Gerente. Escribió una novela, Maleficio, muy mala, pero con una introducción muy valiosa por relatar en ella su vida durante los meses en que permaneció oculto. Gracias a este testimonio sabemos que en el hospital no estaba permitido que comulgaran ni siquiera los moribundos. Fueron años muy duros para todos.
- ¿El director gerente que protegió a Aburto fue el mismo que luego sería fusilado?
Cuando Aburto se esconde en el hospital el Gerente era el Dr. Gonzalvo. Cuando éste es sustituido por el Dr. López Albo en septiembre de 1936, Aburto sigue escondido sin problema alguno. La protección del escritor es un punto a favor de los dos gerentes.
- El HUMV está muy presente en lo que podríamos llamar el imaginario de la ciudad, con sus traumas (derrumbamiento del 2 de noviembre de 1999; 4 muertos y 15 heridos) y sus controversias políticas (privatización en marcha). ¿Cree que existe un comprensión real en Santander y Cantabria y fuera de la región de su importancia científica y que, además de la social, se tiene una percepción histórica del mismo?
Dentro Valdecilla sigue teniendo mucho predicamento. Cómo no lo va a tener. La abuela de mi pareja fue una de las primeras pacientes del hospital, mis abuelos han muerto aquí, mi sobrina ha nacido aquí, a mi padre le han operado del corazón aquí... Fuera de Cantabria es más difícil. Por lo que a mí me toca como comisario de esta exposición, no hemos sabido vender bien nuestra historia, que es la de la medicina española del último siglo.
Un hospital que reuniera una Escuela de Enfermería laica, un Instituto Médico de Postgraduados, la mejor biblioteca hospitalaria de España, etc., era algo digno de ser admirado. Es sabido que los médicos que habían pasado por Valdecilla colocaban una placa en la puerta de sus consultas que los identificaban como ex residentes de la Casa de Salud Valdecilla. Este orgullo en parte se ha diluido porque hemos dejado de ser excepcionales, no por falta de calidad, sino porque ya son muchos los hospitales tan potentes como el nuestro. España ha optado por el café para todos, es decir, por alcanzar un mínimo común denominador. Aunque haya podido haber hospitales perjudicados, como el nuestro, solo lo habrán sido a corto plazo porque, ¿a quién puede perjudicar, a la larga, el progreso del conjunto? En España estamos ya todos alineados y por fortuna a un nivel alto. Cuando se busca el bien común es muy difícil no salir ganando.
La historia está ahí. Es la historia la que nos avala como precedentes de mucho de lo bueno que tenemos hoy. Con esta exposición pretendemos ponerlo en valor: que se sepa para que se valore.
Mario Corral García, comisario de la exposición Valdecilla: La Semilla (1929-1939). Es licenciado en Historia por la Universidad de Cantabria, en Documentación por la Universidad Carlos III de Madrid y máster en Documentación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid y el IORTVE. Desde el año 2011, dirige la Biblioteca Marquesa de Pelayo del Sistema Sanitario Público de Cantabria y recientemente ha sido nombrado responsable del Archivo Histórico del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla.
Me hizo una entrevista en relación con la exposición que pongo a continuación. No tiene título.
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Del 24 de abril al 29 de mayo se puede ver en la sala CASYC_UP de Santander la exposición Valdecilla: La Semilla (1929-1939), un recorrido por los primeros años de lo que primero fue Casa de Salud Valdecilla y luego Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Pese a tratarse de una institución de gran peso en la sociedad cántabra, y aunque la labor investigadora desarrollada en ella ha sido reconocida en muchas ocasiones por la comunidad científica internacional, esta muestra de imágenes, libros, planos y objetos diversos, además de ser la primera en su género, ofrece un panorama innovador sobre el centro hospitalario, gracias al descubrimiento de nuevos documentos y datos. Una innovación que no se limita a la institución en si, sino que alcanza la totalidad de la sociedad española y los cambios científicos e ideológicos que acompañaron la evolución de los estudios médicos, técnicos y arquitectónicos en una época de conflictos radicales.
Dada la complejidad del tema, aunque el material presentado basta para obtener una idea clara del objeto de estudio y su devenir, resulta muy aconsejable asistir a las visitas guiadas por el comisario de la exposición, Mario Corral, que es también Director de la Biblioteca Marquesa de Pelayo y responsable desde su reciente rescate del Archivo Histórico del Hospital Valdecilla.
- La exposición se titula Valdecilla: La Semilla (1929-1939). ¿Puede explicar la intención, la elección de período y el concepto de semilla? ¿No es éste último un tanto restrictivo, dado que, al parecer, ya dentro de esa década se producen evidentes rupturas? En general, ¿cuál es el objetivo y la estructura de la exposición?
Desde su inauguración en 1929 hasta la caída de Santander bajo control franquista en 1937, Valdecilla basculó entre dos modelos, progresista uno y conservador otro. Este último es el que finalmente triunfó, no porque fuera mejor, sino por razones extra hospitalarias. En 1939 el modelo conservador se consolida y no se cuestionará hasta la Transición. Es entonces cuando se habla de segunda época del hospital. A mí me gusta creer que es en los años setenta cuando brota la semilla de 1929. La inauguración del Nuevo Valdecilla en 2015 supone su consolidación.
En resumen, el planteamiento es que en 2015 se consolida el brote de la Transición que nace de la semilla plantada en 1929. Entre medias, se producen derivas que considero espurias por responder a lógicas extra hospitalarias.
La exposición se centra en los diez primeros años de vida del hospital. En octubre de 1929 se inaugura siguiendo un modelo progresista que es sustituido en agosto de 1930 por otro de signo contrario. En febrero de 1936 se recupera el modelo original pero en agosto de 1937 es sustituido de nuevo por el conservador. Este último modelo se consolida en 1939 y no entra en crisis hasta la Transición.
Paso a paso: a finales del siglo XIX explota un buque cargado de dinamita de contrabando en el puerto de Santander que provoca más de quinientos muertos y entre mil y dos mil heridos. El hospital de la ciudad, de finales del s. XVIII, no es capaz de responder a tamaño desastre y la población reclama un nuevo hospital. Se ponen en marcha numerosas iniciativas, pero todas fracasan por falta de presupuesto. En 1926 el Marqués de Valdecilla, indiano enriquecido gracias a la industria azucarera, decide financiar el proyecto a cambio de ser él el que lo controle. Contrata al arquitecto Gonzalo Bringas y al doctor Wenceslao López Albo, del círculo de Cajal, para el diseño conceptual del hospital, que pasa así de ser nuevo a ser también moderno. El hospital se inaugura en octubre de 1929, pero en agosto del año siguiente la sobrina del marqués, ultraconservadora, cambia el signo del proyecto, lo que provoca la dimisión del doctor López Albo, que abre consulta en Bilbao. Éste retorna a Santander y recupera la dirección del hospital en septiembre de 1936. En 1937 se ve obligado a pasar a Francia ante el avance franquista. Es entonces cuando triunfa definitivamente el modelo conservador auspiciado por la sobrina del marqués, que se consolidará en 1939.
La exposición es documental. La mayor parte de las piezas expuestas están tomadas del Archivo Histórico de la Casa de Salud Valdecilla recuperado hace apenas dos meses. El interés de los documentos expuestos trasciende la intrahistoria del hospital. Así, se exponen las normas que han de seguir los guardias de presos republicanos heridos, las normas de las purgas de médicos izquierdistas, etc. Son documentos sin parangón en España. Tengamos en cuenta que este tipo de documentación se hizo desaparecer en torno a los años sesenta. En Valdecilla no se destruyó, se escondió, y la acabamos de encontrar.
- Si, como dice, la semilla de 1929 brota en los años 70, ¿consideramos, pues, el período franquista como un paréntesis no sólo en el aspecto político o extra hospitalario, sino también en cuanto a los criterios científicos y del servicio a la población? En este sentido, entiendo que lo que usted llama proceso de consolidación de 2015 está en estrecha relación con el proceso de privatización que ya está en marcha. ¿Hasta que punto dicho proceso de privatización puede alterar el devenir del hospital como centro de investigación y como servicio público? ¿Podemos hablar de una consolidación, sin más, o habrá cambios sustanciales tanto en un sentido como en otro?
Las cuestiones que se plantean se me escapan como comisario de una exposición que se centra en los diez primeros años de la Casa de Salud Valdecilla, pero, en cualquier caso, sí que los años de la Dictadura me parecen monocromos y sí, la Transición trajo consigo una revisión muy fructífera, y también el Nuevo Valdecilla de 2015 me parece un buen broche; o mejor, un buen punto de partida desde el que actualizar el proyecto. Y me lo parece sobre todo porque es lo que tenemos. No hay tiempo que perder. Perderlo es lo peor que le puede pasar a la ciudadanía. Insisto que lo anterior lo digo al margen de mi papel en esta exposición.
- Hay una parte de la exposición que me parece un tanto ajeno al resto, a la idea de semilla, y a las características del material expuesto. Tras pasar por una recopilación de documentos, libros, planos y un par de filmaciones de la época, todo ello con abundantes referencias sólo indirectamente relacionadas con el hospital y evidentemente políticas, ocupa un lugar privilegiado un vídeo proyectado a pantalla grande que, en mi opinión, es un publirreportaje sobre el futuro del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (HUMV) en el período que ahora se dispone a inaugurar la gestión privada. ¿No le parece que no encaja con el espíritu de la exposición o que recoge de un modo un tanto forzado la idea de la semilla del 29 para adaptarla a la actualidad en un proceso propagandístico?
No lo creo. Los vídeos del último espacio de la exposición recogen el día a día de mis compañeros. Son neutrales. Entre estas piezas se inserta un anuncio del proyecto que recoge estos vídeos, que es “Somos Valdecilla”, de donde los hemos tomado para la exposición. De los objetivos que persiga “Somos Valdecilla” no puedo decir, porque los ignoro. Lo que a mí me interesa son los vídeos de mis compañeros. Es un reconocimiento al Valdecilla de hoy que se entiende como fruto que ha resultado de la semilla de 1929.
- ¿Qué es la Edad de la Plata de las Ciencias Españolas?
Uno de los hitos españoles del siglo pasado es la conocida como Edad de Plata de las Artes y de las Ciencias Españolas. Ambas vertientes, la artística y la científica, sufrieron igual represión, pero la artística se ha podido defender mejor que la científica. ¿Por qué? Porque su consumo en clave actual, es decir, de masas, es más sencillo. A nadie escapa que es de más fácil recepción un poema de Lorca que un artículo de Lafora, por mucho que cada cosa en su contexto tenga un valor equivalente (el poema de Lorca como poema vale tanto como el artículo de Lafora como artículo científico).
Pío del Río Hortega fue nominado al premio Nobel antes de la guerra con el apoyo de la Casa de Salud Valdecilla y más tarde, ya en el exilio, fue de nuevo candidato pero esta vez con la oposición explícita del hospital. En un contexto tan adverso todo rescate se hace difícil.
La Edad de Plata de las Ciencias tiene su semillero en la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas dirigida por Cajal, que a su vez es fruto de la Institución Libre de Enseñanza diseñada el año 1875 en la casa natal de Augusto González de Linares, en Valle, Cabuérniga, y fundada al año siguiente.
La Casa de Salud Valdecilla es el mascarón de proa de la Edad de Plata de las Ciencias Españolas. Es necesario reclamar la importancia de una y de otra, de la Casa de Salud Valdecilla y de la Edad de Plata de las Ciencias Españolas. La exposición cuenta en este sentido con la colaboración del Centro López Albo de Documentación de la Edad de Plata de las Ciencias Españolas.
- El punto de partida parece ser un acontecimiento traumático, la explosión del Cabo Machichaco, que, si no le entiendo mal, revela la necesidad de modernizar la ciudad. Sin embargo, si no hubiera sido por la iniciativa del Marqués, ¿cree que se hubiera quedado en nada o en mucho menos, como había venido ocurriendo con otros proyectos de ensanche, mejora urbanística, portuaria, etc?
A finales del s. XIX la ciudad se quería burguesa, pero a la hora de la verdad no contaba con dinero, bien porque no lo tenía o bien porque no circulaba. Esto se deja ver en el proyecto frustrado de nuevo hospital de 1918: un gran complejo, sobredimensionado, de concepción caduca, en horizontal, imposible de terminar por falta de presupuesto, aunque los reyes no dejaron de asistir a la colocación de la primera piedra (que, por cierto, sería interesante localizar). ¿Qué hubiera sido de no intervenir el marqués? Probablemente la Guerra Civil hubiera obligado a reutilizar un edificio previo que hoy sería un estorbo. Probablemente, también, durante la Transición o incluso antes se hubiera llevado el hospital a las afueras, quizá a La Remonta, donde hoy se encontraría el Nuevo Valdecilla. Pero son solo suposiciones.
- Desde un principio, parece haber un choque entre los presupuestos progresistas del Marqués y de López Albo y lo que podríamos llamar tendencias reaccionarias, confesionales, beneficentes, e incluso en cuestiones arquitectónicas. ¿Es así?
El Marqués de Valdecilla era regeneracionista y el primer Director Gerente republicano. Entre ambos cubrían de la derecha moderada a la izquierda radical (el doctor llegó a publicar una entrevista en el boletín de Acción Nacionalista Vasca, aun siendo de Santander). La Marquesa de Pelayo, sobrina del marqués, era ultraconservadora.
Que el hospital promovido por el marqués y liderado por el doctor era moderno lo demuestra el hecho de que la Escuela de Enfermería era laica. En España lo habitual era que las enfermeras fueran religiosas.
El conflicto entre ambas visiones era de esperar.
Aprovechando que su tío estaba enfermo, la marquesa impuso a Sor Bastos, Madre Superiora de las Hermanas de la Caridad, como principal responsable no solo de la Escuela de Enfermería, sino de todo el hospital. Este golpe de timón se produjo en agosto de 1930. En septiembre el Dr. López Albo dimite y se marcha a Bilbao. No vuelve a Santander hasta septiembre de 1936, reclamado por Bruno Alonso.
Con la caída de Santander en el verano de 1937 retornan las hermanas de la caridad y el modelo hospitalario que termina cuajando es el conservador.
A nivel arquitectónico la Casa de Salud Valdecilla se encuentra encadenada a los cimientos echados el año 1918 por los arquitectos que dirigían la obra antes de la contratación de Gonzalo Bringas en 1926. Los cimientos que se encontró Gonzalo Bringas en 1926 eran los de un hospital horizontal, pabellonario, europeo. El hospital que hubiera querido el Dr. López Albo, encargado del diseño lógico del hospital, no era el pabellonario, sino el organizado en rascacielos, norteamericano. Así lo desveló en un discurso pronunciado en 1931 que ha sido recientemente recuperado por la Biblioteca Marquesa de Pelayo.
En la actualidad el modelo ideal se considera que es una combinación de ambas corrientes, la europea y la norteamericana, que se encontrarían en un edificio horizontal en su base, en el zócalo, y vertical en su desarrollo.
- ¿Puede resumir los avances médicos y científicos que supuso la fundación de Valdecilla?
Es mucho lo que se podría decir. Valga que el hospital contó en sus primeros pasos con el asesoramiento de Pío del Río Hortega, Lafora y Gregorio Marañón, es decir, lo más granado de la ciencia española de la época.
Sí cabe destacar que en el contexto del Instituto Médico de Postgraduados, que devendría en 1936 Escuela Libre de Medicina, se generaron numerosas tesis doctorales leídas en la Universidad Central de Madrid, actual Complutense, tal y como obligaba la ley, pero desarrolladas plenamente en la Casa de Salud Valdecilla. Estas tesis están firmadas por los primeros espadas de la Edad de Plata de las Ciencias Españolas y de ellas tan solo se conserva un ejemplar, en la Biblioteca Marquesa de Pelayo. Es de desear que en breve podamos digitalizarlas para que todos puedan disfrutar de ellas como lo hacemos nosotros.
- ¿Y los logros sociales? ¿Cuál fue el impacto en la vida santanderina y regional?
La Casa de Salud Valdecilla de 1929 respondía a un modelo mixto que combinaba sanatorio (privado) con hospital (beneficencia) sin ser ni una cosa ni otra, de ahí que se denominara casa de salud.
El que la Casa de Salud Valdecilla se ofreciera a pacientes adinerados provocó la oposición de la medicina privada de Cantabria por miedo a perder cartera de clientes, y con razón. Es lo que el Dr. López Albo denominaba “la amenaza del profesionalismo”. Se llegó a publicar en 1929 un folleto publicitario en todo igual a los llevados a imprenta por los sanatorios privados.
Durante la República este modelo mixto no era visto con buenos ojos, y se procuró corregir. El término empleado durante la República era nosocomio, que no tuvo mucho predicamento. En la exposición se incluye una propuesta de incautación de la empresa contratada para gestionar los servicios no clínicos de la Casa de Salud Valdecilla. No hemos encontrado más documentación al respecto, lo que nos hace sospechar que tal propuesta no tuvo éxito.
- Es decir, que, aunque no se trata de un sistema público de salud, ¿podríamos decir que, en parte, lo prefigura?
No sabría qué contestar. La historia nunca es lineal. Avanza por meandros. Puede que el modelo acuñado por Valdecilla nunca hubiera llegado a nada, aunque le hubieran dejado desarrollarse.
Elegimos nuestra herencia. Si desde el presente queremos tomar a la Casa de Salud Valdecilla como precedente del actual sistema público de salud, hay elementos que permiten hacerlo. Pero hay que seleccionarlos.
Por ejemplo, la primera Casa de Salud Valdecilla era progresista, pero todos los servicios no clínicos eran gestionados por la empresa Schneider. ¿Le resta este hecho pegada progresista? ¿Avala nuevos modelos de gestión? Cada época tienes sus coordenadas. Y es desde estas coordenadas que se revisa el pasado.
- ¿No le parece que, salvando las distancias, la situación actual implica una claudicación evidente de los ideales 29, el año que usted fija como de siembra de la semilla, en cuanto al modelo de gestión se refiere, y también en cuanto a la controversia de entonces con el sector privado, que parece ir a resolverse con la integración en este?
El modelo del primer Valdecilla era muy posibilista. No creo, sinceramente, que el Dr. López Albo se sintiera incómodo con la situación actual. De hecho, él ensayó algo parecido al conceder la gestión de los servicios no clínicos de la Casa de Salud Valdecilla a la empresa Schneider.
Hemos localizado y exponemos un documento que demuestra el intento de incautación de la empresa Schneider por parte de los obreros de la Casa de Salud Valdecilla, cosa que no llega a suceder, probablemente porque el Dr. López Albo frenó la idea.
- El breve período republicano santanderino aparece, al contrario de lo que se suele afirmar, como muy productivo en iniciativas. Incluso parece demostrado que supuso la fundación de la Universidad de Cantabria. ¿Es así?
Reconozco tres fases en la percepción de los trece meses republicanos de Santander en guerra: la primera, hasta el año 1945, en la que se hizo ver que todo lo que se había hecho era nefasto y había que corregirlo; la segunda, a partir del año 1945, en la que se hizo creer que no se había hecho nada; y la tercera y última, la actual, en la que se asegura que fueron meses caóticos en los que nada se llevó a la práctica.
Efectivamente, muchos proyectos no lograron pasar del papel, pero por falta de tiempo, no de capacidad, y los pocos que sí lo lograron fueron cercenados tras la caída de Santander.
Un ejemplo de lo primero es el asombroso proyecto de museo de bellas artes proyectado en estilo racionalista por Deogracias Mariano Lastra, edificio que nunca llegó a levantarse, por desgracia, porque es una carencia que todavía hoy arrastra la ciudad. Hemos descubierto los planos durante el desarrollo de la exposición.
Ejemplo de lo segundo es la Escuela Libre o Práctica de Medicina de la Casa de Salud Valdecilla inaugurada en noviembre de 1936. Un proyecto exitoso, eliminado en el 37 y borrado de la memoria.
Si la Escuela Libre o Práctica de Medicina de la Casa de Salud Valdecilla se inauguró en noviembre de 1936, la Facultad de Medicina de la Universidad Vasca se inauguró un mes después. La única diferencia entre ambas iniciativas, la cántabra y la vasca, es que la Facultad de Medicina del País Vasco contaba con respaldo de un boletín oficial y la iniciativa cántabra, no. El País Vasco contaba con Estatuto de Autonomía desde octubre de 1936 y el cántabro no llegaría a aprobarse. Otra diferencia, ésta más cercana a nosotros, es que la actual Universidad del País Vasco se declara heredera de la iniciativa de diciembre de 1936 y la actual Universidad de Cantabria todavía no se ha pronunciado respecto a la iniciativa cántabra de noviembre de 1936.
Hemos encontrado, entre otra documentación de mucho interés, más de cien fichas de alumnos de la Escuela Libre de Medicina de 1936. En muchas de ellas aparecen notas manuscritas en las que se identifica a los estudiantes izquierdistas con la palabra “rojo”. Es de suponer que estas fichas se utilizaron con fines represores por las fuerzas franquistas.
Ejemplo de otra entidad desaparecida en agosto de 1937 y ninguneada hasta la actualidad es el Ateneo Popular de Santander. Éste tenía un reflejo derechista, que era el Ateneo de Santander. La sede del Ateneo Popular, un fantástico edificio racionalista firmado por Deogracias Mariano Lastra, fue construido por los socios, albañiles, fontaneros, electricistas, etc., sin cobrar por ello, con trabajo voluntario. En la actualidad este edificio se halla ocupado por el Ateneo de Santander, que sí sobrevivió a la guerra.
En definitiva, el periodo republicano santanderino fue muy fructífero en iniciativas, muchas llevadas a la práctica, pero todas, al menos las más significativas, desprestigiadas, eliminadas y olvidadas.
- ¿Tenemos, pues, que entender que la exposición ha servido para remover algunos tópicos asentados y descubrir nuevos documentos y referencias? Es decir, ¿se trata de un principio para una labor más amplia?
La exposición no es más que una pieza del puzzle que se está empezando a recomponer desde la historia sin atributos.
Santander ha sido profundamente ideologizada durante décadas. Creo llegado el momento de volver la vista atrás sin prejuicios y recuperar nuestra memoria, la de todos, cada uno desde su parcela: los bibliotecarios y periodistas (recordemos a Matilde Zapata), los arquitectos (Deogracias Mariano Lastra), médicos (doctores González-Aguilar, Téllez Plasencia, López Albo, Gonzalbo), enfermeras (Teresa Junquera), etc. Simplemente por respeto a nosotros mismos.
Del Archivo Histórico recién recuperado solo hemos abierto las cajas más antiguas. No sabemos qué sorpresas depararán las cajas más recientes. Será en función de lo que encontremos que planteemos otra exposición o no, y si es que sí, qué orientación tendrá, si cronológica (la posguerra o la Transición, por ejemplo) o temática (impacto de Valdecilla en el exilio científico, se me ocurre).
- El fin de la República y la llegada de la dictadura franquista supone, como para toda España, el fin de una época de esperanza y la resolución de las tensiones entre Antiguo Régimen y Progreso con la imposición brutal de aquel. ¿Se manifiesta eso en Valdecilla de una manera evidente, tanto en la represión como en el funcionamiento del hospital?
La represión en Valdecilla fue brutal. Hemos encontrado las normas de custodia de presos republicanos, las normas que seguían las purgas de médicos izquierdistas, etc. Son documentos únicos en España porque en otras partes se hicieron desaparecer mientras que en Valdecilla no se destruyeron, sino que se ocultaron. Son los documentos que acabamos de descubrir.
Preparando la exposición hemos sabido del asesinato de un médico que ejerció como Director Gerente interino desde febrero a septiembre de 1936. Se llamaba Ernesto Gonzalvo y fue fusilado en 1937. Hemos logrado contactar con su familia, en Asturias. Es probable que organicemos un merecido acto en su honor.
Además de documentos que reflejan la represión interna, de puertas para adentro, se han hallado documentos que reflejan la represión externa, es decir, fuera del hospital, como por ejemplo listados muy amplios de presos que tras ser dados de alta eran enviados a alguno de los muchos campos de concentración abiertos en Santander. Esta documentación ha permitido identificar campos desconocidos al menos para mí, como el del Colegio Ramón Pelayo. Estos listados no los hemos incluido en la exposición por contener información personal muy delicada, pero sí exponemos un certificado médico expedido en el campo de concentración de La Magdalena con el matasellos del campo bien visible, prueba irrefutable de su existencia, negada hasta ahora por muchos.
Quiero destacar aquí la figura del escritor derechista Ocharan Aburto. Estuvo escondido en el pabellón 15 durante los trece meses republicanos de Santander en guerra con la aprobación del Director Gerente. Escribió una novela, Maleficio, muy mala, pero con una introducción muy valiosa por relatar en ella su vida durante los meses en que permaneció oculto. Gracias a este testimonio sabemos que en el hospital no estaba permitido que comulgaran ni siquiera los moribundos. Fueron años muy duros para todos.
- ¿El director gerente que protegió a Aburto fue el mismo que luego sería fusilado?
Cuando Aburto se esconde en el hospital el Gerente era el Dr. Gonzalvo. Cuando éste es sustituido por el Dr. López Albo en septiembre de 1936, Aburto sigue escondido sin problema alguno. La protección del escritor es un punto a favor de los dos gerentes.
- El HUMV está muy presente en lo que podríamos llamar el imaginario de la ciudad, con sus traumas (derrumbamiento del 2 de noviembre de 1999; 4 muertos y 15 heridos) y sus controversias políticas (privatización en marcha). ¿Cree que existe un comprensión real en Santander y Cantabria y fuera de la región de su importancia científica y que, además de la social, se tiene una percepción histórica del mismo?
Dentro Valdecilla sigue teniendo mucho predicamento. Cómo no lo va a tener. La abuela de mi pareja fue una de las primeras pacientes del hospital, mis abuelos han muerto aquí, mi sobrina ha nacido aquí, a mi padre le han operado del corazón aquí... Fuera de Cantabria es más difícil. Por lo que a mí me toca como comisario de esta exposición, no hemos sabido vender bien nuestra historia, que es la de la medicina española del último siglo.
Un hospital que reuniera una Escuela de Enfermería laica, un Instituto Médico de Postgraduados, la mejor biblioteca hospitalaria de España, etc., era algo digno de ser admirado. Es sabido que los médicos que habían pasado por Valdecilla colocaban una placa en la puerta de sus consultas que los identificaban como ex residentes de la Casa de Salud Valdecilla. Este orgullo en parte se ha diluido porque hemos dejado de ser excepcionales, no por falta de calidad, sino porque ya son muchos los hospitales tan potentes como el nuestro. España ha optado por el café para todos, es decir, por alcanzar un mínimo común denominador. Aunque haya podido haber hospitales perjudicados, como el nuestro, solo lo habrán sido a corto plazo porque, ¿a quién puede perjudicar, a la larga, el progreso del conjunto? En España estamos ya todos alineados y por fortuna a un nivel alto. Cuando se busca el bien común es muy difícil no salir ganando.
La historia está ahí. Es la historia la que nos avala como precedentes de mucho de lo bueno que tenemos hoy. Con esta exposición pretendemos ponerlo en valor: que se sepa para que se valore.
Mario Corral García, comisario de la exposición Valdecilla: La Semilla (1929-1939). Es licenciado en Historia por la Universidad de Cantabria, en Documentación por la Universidad Carlos III de Madrid y máster en Documentación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid y el IORTVE. Desde el año 2011, dirige la Biblioteca Marquesa de Pelayo del Sistema Sanitario Público de Cantabria y recientemente ha sido nombrado responsable del Archivo Histórico del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla.
miércoles, 27 de mayo de 2015
Artículo sobre la Ciudad Universitaria de Madrid
Artículo interesante aquí, titulado "El campus decapitado", sobre la Ciudad Universitaria de Madrid, ideada en 1927. Es un caso muy parecido al de la primera Casa de Salud Valdecilla, por eso incluimos un enlace en esta bitácora, porque el artículo ha aparecido en el tiempo de la exposición y porque el tema es coetáneo al nuestro.
En el artículo no se menciona pero el Marqués de Valdecilla fue uno de los principales valedores del proyecto de Universidad Central, actual Complutense. De hecho, el pabellón ubicado en la calle San Bernardo de Madrid, actualmente dedicado a fondo antiguo de la Complutense, lleva el nombre del Marqués de Valdecilla. El fondo fundacional de esta sede es la biblioteca personal donada (o vendida, no lo tengo claro) por el Dr. Francisco Guerra a la Complutense. Este doctor era farmacólogo e historiador de la medicina. Figura clave del exilio republicano, estuvo vinculado a Cantabria y a la Universidad de Cantabria de 1936, de la que fue alumno según consta en el Archivo Histórico de la CSV.
En el artículo no se menciona pero el Marqués de Valdecilla fue uno de los principales valedores del proyecto de Universidad Central, actual Complutense. De hecho, el pabellón ubicado en la calle San Bernardo de Madrid, actualmente dedicado a fondo antiguo de la Complutense, lleva el nombre del Marqués de Valdecilla. El fondo fundacional de esta sede es la biblioteca personal donada (o vendida, no lo tengo claro) por el Dr. Francisco Guerra a la Complutense. Este doctor era farmacólogo e historiador de la medicina. Figura clave del exilio republicano, estuvo vinculado a Cantabria y a la Universidad de Cantabria de 1936, de la que fue alumno según consta en el Archivo Histórico de la CSV.
Breve valoración visita matronas
Muchas gracias a María Teresa Gil por organizar la visita de las matronas de ayer. Se animaron muchas compañeras y se mostraron muy interesadas en la historia del hospital. Gracias a todas.
Especialmente emocionante el testimonio de las compañeras jubiladas. Por cierto, no sabía de la existencia de una Escuela de Matronas en la Casa de Salud Valdecilla. Es un tema muy interesante al que seguro que algún día podremos dedicar la atención que merece. Si ya alguien está trabajando este tema, que cuente con nuestro apoyo en pleno.
Emocionante también el testimonio de una compañera que tuvo a su padre, que era de Virgen de la Peña, recluido en el campo de concentración de La Magdalena. Tenía tan solo 17 años. Tras su excarcelación estuvo cuatro años como practicante del Ejército en Larache.
Con estas visitas soy yo siempre el que más aprendo.
Especialmente emocionante el testimonio de las compañeras jubiladas. Por cierto, no sabía de la existencia de una Escuela de Matronas en la Casa de Salud Valdecilla. Es un tema muy interesante al que seguro que algún día podremos dedicar la atención que merece. Si ya alguien está trabajando este tema, que cuente con nuestro apoyo en pleno.
Emocionante también el testimonio de una compañera que tuvo a su padre, que era de Virgen de la Peña, recluido en el campo de concentración de La Magdalena. Tenía tan solo 17 años. Tras su excarcelación estuvo cuatro años como practicante del Ejército en Larache.
Con estas visitas soy yo siempre el que más aprendo.
"De lo oculto a lo mágico, del Machichaco a la guerra", un reportaje de Javier Fernández Rubio para El Mundo (4/5/2015)
Pongo a continuación el texto del reportaje dedicado por Javier Fernández Rubio a la exposición.
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«Todo empieza con el descubrimiento del Archivo Histórico de la Casa de Salud Valdecilla, que se creía perdido », indica el comisario de la exposición Valdecilla: La Semilla (1929-1939), Mario Corral, director de la Biblioteca Marquesa de Pelayo. «Con tanto patrimonio documental a la vista, y tan interesante, pronto tuvimos claro que había que compartirlo, y esta exposición es el resultado», añade.
Valdecilla: La Semilla (1929-1939) permanecerá abierta hasta el 29 de mayo en la sala Casyc Up, en horario de 19.00 a 21.00 horas.
La exposición parte de una tesis arriesgada, como es que la Casa de Salud Valdecilla nace en 1893, con la explosión del barco vapor Cabo Machichaco cargado de dinamita de contrabando, un período oscuro que no parece contar en la historia del hospital. Le seguirá la década mágica, la oficial, un auténtico Renacimiento de la medicina y lo asistencial que quedaría truncado con la guerra Civil.
«Las cosas nacen –indica Corral a propósito del Machichaco– cuando se siente la necesidad de su existencia, lo que nos lleva a que Valdecilla nace cuando explota el buque y el antiguo Hospital de San Rafael no puede hacer frente a la catástrofe».
Se ponen entonces en marcha numerosas iniciativas del Ayuntamiento y del Obispado para construir un nuevo hospital, pero todas infructuosas por falta de presupuesto.
En 1926 el Marqués de Valdecilla, retornado de Cuba en 1920, se hace con el proyecto. Pone el dinero necesario para asegurar la obra pero a cambio impone al arquitecto, el santanderino Gonzalo Bringas, y al equipo directivo, encabezado por el colindrés Wenceslao López Albo, del círculo de Santiago Ramón y Cajal, del que se expone foto dedicada de su puño y letra además de una primera edición de su mítico Manual de Histología.
«El marqués de Valdecilla es probable que se implicara en el proyecto por su doble condición de indiano y regeneracionista, a lo que se suma un contexto favorable a todo lo que significara progreso conocido como Edad de Plata. La Casa de Salud Valdecilla es a la Edad de Plata de las ciencias, con Wenceslao López Albo a la cabeza, lo que la Residencia de Estudiantes de Madrid a la Edad de Plata de las letras, con Lorca, Alberti, etc., lo que pasa es que la memoria de las letras se ha defendido bien, quizá porque tenga una venta más sencilla, y la de las ciencias lamentablemente no», apunta el comisario.
Por mucho que la Casa de Salud Valdecilla naciera en 1893, como defiende Corral, lo cierto es que se inaugura oficialmente el 24 de octubre de 1929, coincidiendo con el cumpleaños del marqués, que no puede acudir por encontrarse enfermo. «La inauguración de 1929 fue en realidad una acto de homenaje al marqués, un acto para la galería. El hospital realmente se inaugura para los suyos, de puertas para adentro, en enero de 1930, con un ciclo de conferencias que contó con la participación de Gregorio Marañón, uno de los ideólogos del hospital y asesor del marqués», indica el comisario.
La Casa de Salud Valdecilla del año 1929 es un hospital nuevo, como se reclamaba, y además moderno que se asienta en tres pilares: el Instituto Médico de Posgraduados, centrado en investigación; la Biblioteca Marquesa de Pelayo, la biblioteca médica más importante del país; y la Escuela de Enfermeras, que pronto pasaría a ser denominada Escuela de Enfermería. Esta última era laica, una de las pocas del país.
«La subdirectora de la Escuela de Enfermería era la asturiana Teresa Junquera Ibrán, fundadora y vicepresidenta de la Asociación de Médicas Españolas de 1928 a 1936. Su paso por Valdecilla quedó muy bien reflejado en la obra de teatro de Alejandro Casona titulada Nuestra Natacha, estrenada en 1936. «La hermana del escritor era amiga de Teresa Junquera », informa el comisario.
En el año 1930, la marquesa de Pelayo, sobrina del marqués, conservadora, a diferencia de su tío, impone en la dirección de la Casa de Salud Valdecilla a la madre superiora de las Hijas de la Caridad, Sor Bastos. El hospital devine, así, religioso. El equipo directivo dimite en septiembre de 1930, es decir, sin haber transcurrido siquiera un año desde su fundación. Wenceslao López Albo se marcha a Bilbao, donde se implica en la creación de la Universidad Vasca, que se inaugurará en diciembre de 1936.
En febrero de 1936 gana las elecciones el Frente Popular y en julio estalla la Guerra Civil. Bruno Alonso reclama a Wenceslao López Albo, que regresa de Bilbao y retoma la dirección de la Casa de Salud Valdecilla. Durante los trece meses republicanos del Santander en guerra el doctor pone en marcha la Escuela Libre de Medicina, que él quería germen de la Universidad de Cantabria. «Sabíamos de la Escuela Libre de Medicina por la prensa de la época», aclara el responsable de la exposición, «pero se creía o quería creer que era humo, propaganda. Pues bien, hemos encontrado documentación que avala su existencia. Destacan las fichas de ciento cincuenta alumnos, que exponemos. Y no solo eso, sino que hemos comprobado también que la Escuela Libre de Medicina se diseñó como una verdadera Facultad de Medicina que puede ser considerada sin ningún género de dudas precedente directo de la actual Universidad de Cantabria. La actual Universidad del País Vasco se reclama heredera de la Universidad Vasca de diciembre de 1936. La de Cantabria se inaugura en noviembre de 1936. Ante las evidencias aportadas todavía nadie de la Universidad de Cantabria se ha pronunciado al respecto», explica Mario Corral.
El cambio de bandera de Santander en agosto de 1937 supuso el fin del modelo hospitalario moderno impulsado por el marqués y el triunfo del modelo conservador de la marquesa.
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El texto se acompaña de un retrato de Mario Corral García (el que firma esta bitácora), tomado por Juan Muñiz, responsable de la Fundación Bancaria Caja Cantabria, de quien depende la sala CASYC UP.
Las siguientes fotos son de la sala 2:
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«Todo empieza con el descubrimiento del Archivo Histórico de la Casa de Salud Valdecilla, que se creía perdido », indica el comisario de la exposición Valdecilla: La Semilla (1929-1939), Mario Corral, director de la Biblioteca Marquesa de Pelayo. «Con tanto patrimonio documental a la vista, y tan interesante, pronto tuvimos claro que había que compartirlo, y esta exposición es el resultado», añade.
Valdecilla: La Semilla (1929-1939) permanecerá abierta hasta el 29 de mayo en la sala Casyc Up, en horario de 19.00 a 21.00 horas.
La exposición parte de una tesis arriesgada, como es que la Casa de Salud Valdecilla nace en 1893, con la explosión del barco vapor Cabo Machichaco cargado de dinamita de contrabando, un período oscuro que no parece contar en la historia del hospital. Le seguirá la década mágica, la oficial, un auténtico Renacimiento de la medicina y lo asistencial que quedaría truncado con la guerra Civil.
«Las cosas nacen –indica Corral a propósito del Machichaco– cuando se siente la necesidad de su existencia, lo que nos lleva a que Valdecilla nace cuando explota el buque y el antiguo Hospital de San Rafael no puede hacer frente a la catástrofe».
Se ponen entonces en marcha numerosas iniciativas del Ayuntamiento y del Obispado para construir un nuevo hospital, pero todas infructuosas por falta de presupuesto.
En 1926 el Marqués de Valdecilla, retornado de Cuba en 1920, se hace con el proyecto. Pone el dinero necesario para asegurar la obra pero a cambio impone al arquitecto, el santanderino Gonzalo Bringas, y al equipo directivo, encabezado por el colindrés Wenceslao López Albo, del círculo de Santiago Ramón y Cajal, del que se expone foto dedicada de su puño y letra además de una primera edición de su mítico Manual de Histología.
«El marqués de Valdecilla es probable que se implicara en el proyecto por su doble condición de indiano y regeneracionista, a lo que se suma un contexto favorable a todo lo que significara progreso conocido como Edad de Plata. La Casa de Salud Valdecilla es a la Edad de Plata de las ciencias, con Wenceslao López Albo a la cabeza, lo que la Residencia de Estudiantes de Madrid a la Edad de Plata de las letras, con Lorca, Alberti, etc., lo que pasa es que la memoria de las letras se ha defendido bien, quizá porque tenga una venta más sencilla, y la de las ciencias lamentablemente no», apunta el comisario.
Por mucho que la Casa de Salud Valdecilla naciera en 1893, como defiende Corral, lo cierto es que se inaugura oficialmente el 24 de octubre de 1929, coincidiendo con el cumpleaños del marqués, que no puede acudir por encontrarse enfermo. «La inauguración de 1929 fue en realidad una acto de homenaje al marqués, un acto para la galería. El hospital realmente se inaugura para los suyos, de puertas para adentro, en enero de 1930, con un ciclo de conferencias que contó con la participación de Gregorio Marañón, uno de los ideólogos del hospital y asesor del marqués», indica el comisario.
La Casa de Salud Valdecilla del año 1929 es un hospital nuevo, como se reclamaba, y además moderno que se asienta en tres pilares: el Instituto Médico de Posgraduados, centrado en investigación; la Biblioteca Marquesa de Pelayo, la biblioteca médica más importante del país; y la Escuela de Enfermeras, que pronto pasaría a ser denominada Escuela de Enfermería. Esta última era laica, una de las pocas del país.
«La subdirectora de la Escuela de Enfermería era la asturiana Teresa Junquera Ibrán, fundadora y vicepresidenta de la Asociación de Médicas Españolas de 1928 a 1936. Su paso por Valdecilla quedó muy bien reflejado en la obra de teatro de Alejandro Casona titulada Nuestra Natacha, estrenada en 1936. «La hermana del escritor era amiga de Teresa Junquera », informa el comisario.
En el año 1930, la marquesa de Pelayo, sobrina del marqués, conservadora, a diferencia de su tío, impone en la dirección de la Casa de Salud Valdecilla a la madre superiora de las Hijas de la Caridad, Sor Bastos. El hospital devine, así, religioso. El equipo directivo dimite en septiembre de 1930, es decir, sin haber transcurrido siquiera un año desde su fundación. Wenceslao López Albo se marcha a Bilbao, donde se implica en la creación de la Universidad Vasca, que se inaugurará en diciembre de 1936.
En febrero de 1936 gana las elecciones el Frente Popular y en julio estalla la Guerra Civil. Bruno Alonso reclama a Wenceslao López Albo, que regresa de Bilbao y retoma la dirección de la Casa de Salud Valdecilla. Durante los trece meses republicanos del Santander en guerra el doctor pone en marcha la Escuela Libre de Medicina, que él quería germen de la Universidad de Cantabria. «Sabíamos de la Escuela Libre de Medicina por la prensa de la época», aclara el responsable de la exposición, «pero se creía o quería creer que era humo, propaganda. Pues bien, hemos encontrado documentación que avala su existencia. Destacan las fichas de ciento cincuenta alumnos, que exponemos. Y no solo eso, sino que hemos comprobado también que la Escuela Libre de Medicina se diseñó como una verdadera Facultad de Medicina que puede ser considerada sin ningún género de dudas precedente directo de la actual Universidad de Cantabria. La actual Universidad del País Vasco se reclama heredera de la Universidad Vasca de diciembre de 1936. La de Cantabria se inaugura en noviembre de 1936. Ante las evidencias aportadas todavía nadie de la Universidad de Cantabria se ha pronunciado al respecto», explica Mario Corral.
El cambio de bandera de Santander en agosto de 1937 supuso el fin del modelo hospitalario moderno impulsado por el marqués y el triunfo del modelo conservador de la marquesa.
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El texto se acompaña de un retrato de Mario Corral García (el que firma esta bitácora), tomado por Juan Muñiz, responsable de la Fundación Bancaria Caja Cantabria, de quien depende la sala CASYC UP.
El Manual de la Enfermera del Dr. Usandizaga y la censura
En el ámbito de la enfermería es clave un manual gestado en la Casa de Salud Valdecilla. Se trata de Manual de la enfermera, con primera edición de 1934, firmado por el Dr. Manuel Usandizaga, aunque contó con la colaboración de distintos Jefes de Servicio de la Casa de Salud Valdecilla, entre ellos el Dr. Heliodoro Téllez Plasencia, radiólogo.
Antes de nada, se ha de recordar que la Escuela de Enfermería primero fue Escuela de Enfermeras. Es necesario remarcarlo porque no es cierto que la Escuela de Enfermería sea la única entidad del entorno Valdecilla que haya conservado su nombre original; no, también la Escuela de Enfermería cambió su nombre, al igual que la Biblioteca Marquesa de Pelayo, en origen Biblioteca de la Casa de Salud Valdecilla, o la propia Casa de Salud Valdecilla, actual Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Nada que sorprenda, teniendo en cuenta que la institución tiene más de ochenta años cumplidos.
La Escuela de Enfermería se fundó de acuerdo con el modelo Nightingale, en cuya descripción no nos vamos a detener. Baste decir, por lo que ahora interesa, que era un modelo laico. El director de la Escuela era el Dr. Usandizaga y su subdirectora la Dra. Teresa Junquera, una figura de la medicina española a recuperar. Cabe pensar que el primero fue nombrado a sugerencia de la Marquesa de Pelayo y la segunda por el Dr. López Albo.
En agosto de 1930, a escasos meses, pues, de la inauguración de la Casa de Salud Valdecilla, la marquesa impone a Sor Bastos al frente de la institución aduciendo el mal funcionamiento de la Escuela de Enfermeras. Consecuencia de este cambio de rumbo es la dimisión del Gerente y su equipo, incluida la Dra. Teresa Junquera; el Dr. Manuel Usandizaga conserva su cargo.
Realmente este golpe de timón de la marquesa fue ideológico. La Escuela de Enfermeras es probable que funcionara mal, pero de ser así, el principal motivo sería la falta de apoyo por parte del Patronato, controlado por la marquesa, y no otro.
La Escuela de Enfermeras se resiente. No será hasta el año 1934, con la publicación del Manual de la enfermera del Dr. Usandizaga, que no cuente con material de estudio propio.
La Biblioteca Marquesa de Pelayo conserva tres ediciones de este manual: la primera de 1934, la cuarta de 1943 y la octava de 1964.
La primera contiene un capítulo del Dr. Heliodoro Téllez Plasencia dedicado a fisioterapia. En las primeras ediciones de la posguerra este capítulo se mantiene pero sin el nombre del autor. En ediciones posteriores el capítulo desaparece por completo.
La Biblioteca también conserva un cuadernillo del Dr. Heliodoro Téllez Plasencia, cuadernillo que es precisamente su capítulo censurado en el Manual de la enfermera. Es ejemplar único.
Del Dr. Heliodoro Téllez Plasencia es muy poco lo que sabemos. Apenas que siendo profesor de Terapéutica Física en la Universidad de Barcelona es invitado a dirigir el Servicio de Fisioterapia y Radiología de la Casa de Salud Valdecilla, invitación que acepta. En 1937 se ve obligado a pasar a Francia y de aquí a Barcelona. Con la caída de esta ciudad regresa a Francia. Sabemos que estuvo vinculado con el Instituto Curie de París. No sabemos exactamente cuándo ni dónde fallece. Su última publicación conocida, un capítulo en el Manuel de Photographie Scientifique, es de 1956. El Aula Magna del pabellón 16 lleva su nombre en su honor.
En la exposición hemos incluido el ejemplar de 1934 y otro de la posguerra junto al cuadernillo del capítulo censurado en la vitrina dedicada al impacto de la Guerra Civil en la producción editorial de la Edad de Plata de las Ciencias Españolas.
Antes de nada, se ha de recordar que la Escuela de Enfermería primero fue Escuela de Enfermeras. Es necesario remarcarlo porque no es cierto que la Escuela de Enfermería sea la única entidad del entorno Valdecilla que haya conservado su nombre original; no, también la Escuela de Enfermería cambió su nombre, al igual que la Biblioteca Marquesa de Pelayo, en origen Biblioteca de la Casa de Salud Valdecilla, o la propia Casa de Salud Valdecilla, actual Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Nada que sorprenda, teniendo en cuenta que la institución tiene más de ochenta años cumplidos.
La Escuela de Enfermería se fundó de acuerdo con el modelo Nightingale, en cuya descripción no nos vamos a detener. Baste decir, por lo que ahora interesa, que era un modelo laico. El director de la Escuela era el Dr. Usandizaga y su subdirectora la Dra. Teresa Junquera, una figura de la medicina española a recuperar. Cabe pensar que el primero fue nombrado a sugerencia de la Marquesa de Pelayo y la segunda por el Dr. López Albo.
En agosto de 1930, a escasos meses, pues, de la inauguración de la Casa de Salud Valdecilla, la marquesa impone a Sor Bastos al frente de la institución aduciendo el mal funcionamiento de la Escuela de Enfermeras. Consecuencia de este cambio de rumbo es la dimisión del Gerente y su equipo, incluida la Dra. Teresa Junquera; el Dr. Manuel Usandizaga conserva su cargo.
Realmente este golpe de timón de la marquesa fue ideológico. La Escuela de Enfermeras es probable que funcionara mal, pero de ser así, el principal motivo sería la falta de apoyo por parte del Patronato, controlado por la marquesa, y no otro.
La Escuela de Enfermeras se resiente. No será hasta el año 1934, con la publicación del Manual de la enfermera del Dr. Usandizaga, que no cuente con material de estudio propio.
La Biblioteca Marquesa de Pelayo conserva tres ediciones de este manual: la primera de 1934, la cuarta de 1943 y la octava de 1964.
La primera contiene un capítulo del Dr. Heliodoro Téllez Plasencia dedicado a fisioterapia. En las primeras ediciones de la posguerra este capítulo se mantiene pero sin el nombre del autor. En ediciones posteriores el capítulo desaparece por completo.
La Biblioteca también conserva un cuadernillo del Dr. Heliodoro Téllez Plasencia, cuadernillo que es precisamente su capítulo censurado en el Manual de la enfermera. Es ejemplar único.
Del Dr. Heliodoro Téllez Plasencia es muy poco lo que sabemos. Apenas que siendo profesor de Terapéutica Física en la Universidad de Barcelona es invitado a dirigir el Servicio de Fisioterapia y Radiología de la Casa de Salud Valdecilla, invitación que acepta. En 1937 se ve obligado a pasar a Francia y de aquí a Barcelona. Con la caída de esta ciudad regresa a Francia. Sabemos que estuvo vinculado con el Instituto Curie de París. No sabemos exactamente cuándo ni dónde fallece. Su última publicación conocida, un capítulo en el Manuel de Photographie Scientifique, es de 1956. El Aula Magna del pabellón 16 lleva su nombre en su honor.
En la exposición hemos incluido el ejemplar de 1934 y otro de la posguerra junto al cuadernillo del capítulo censurado en la vitrina dedicada al impacto de la Guerra Civil en la producción editorial de la Edad de Plata de las Ciencias Españolas.
Únicas imágenes en movimiento (conocidas) de los marqueses
Recordemos que Mª Luisa Gómez y Pelayo era Marquesa de Pelayo desde 1929 y que su tío Ramón Pelayo de la Torriente era Marqués de Valdecilla desde el año 1916. Este cortometraje documental, que recoge lo que pasan por ser las únicas imágenes en movimiento de los marqueses, ha sido cedido por la Filmoteca Española.
Son imágenes filmadas en Solares. La presencia de cigüeñas es desconcertante. Cuenta Manuel Llano en su novela Dolor de tierra verde que el primer síntoma de la Guerra Civil en nuestras montañas fue la llegada de cigüeñas, que huían hacia el norte de las bombas.
Ignoro si hubo un tiempo en que las cigüeñas fueron habituales entre nosotros y luego desaparecieron o si nunca estuvieron entre nosotros, pero lo cierto es que no es habitual verlas en Cantabria, al menos en la actualidad y tan al norte, menos en número tan abundante como aparecen en este vídeo. Todavía hoy hay un vecino que cuida de cigüeñas en Solares, cerca de la cantera que se está comiendo el monte conocido como Cudíu, oficialmente Pico de Solares.
Estuvimos valorando utilizar como icono del Archivo Histórico de la Casa de Salud Valdecilla una cigüeña precisamente por la potencia de estas imágenes, pero finalmente nos decantamos por un miruellu, que es como se conoce aquí al mirlo. Y es que los actuales jardines del hospital dan cobijo a numerosos miruellos que llegaron a la ciudad en torno a los años veinte, coincidiendo, pues, con la fundación de la Casa de Salud Valdecilla, que, recordemos, contó desde su origen con un jardín "inglés" que hoy inspira los jardines de las terrazas que rematan los pabellones soterrados.
martes, 26 de mayo de 2015
"Valdecilla, cuando el sueño de una España moderna cabía en un hospital", reportaje de Paco Gómez Nadal en eldiario.es
Pongo a continuación el texto del reportaje que Paco Gómez Nadal dedicó a la exposición en eldiario.es (29/04/2015), disponible aquí.
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La exposición 'Valdecilla: La Semilla (1929-1939)' muestra la lucha entre la modernidad y el oscurantismo en la primera etapa del Hospital que 86 años después vuelve a reinventarse.
El pasado 30 de marzo, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, inauguraba el llamado Nuevo Hospital Valdecilla en Santander. Lo inauguraba sin abrir sus puertas, pero presumía de que la construcción de las tres nuevas torres de este histórico centro hospitalario supone “una potente palanca de innovación y modernización”.
Hace 86 años, un 24 de octubre de 1929, se producía un acto similar. Se inauguraba la Casa de Salud Valdecilla sin que aún estuviera abierta al público y sin que su financiador, Ramón Pelayo de la Torriente, marqués de Valdecilla, pudiera asistir.
Hoy, cuando la desmemoria es una epidemia de difícil control, se puede conocer con detalle la lucha encarnizada en los primeros años del Hospital entre unos pioneros con el sueño de una España moderna y Europea y la versión más conservadora del país amarrada a los hábitos y convencida de la superioridad de la religión sobre la ciencia. Una historia coral y compleja que se puede rememorar en la exposición ' Valdecilla: La Semilla (1929-1939)', que estará abierta todo el mes de mayo en el centro CASYC de la Fundación de Caja Cantabria en Santander.
El sueño comenzó mucho antes de que se presentara la pesadilla de 1898 o de que su peor versión se confirmara con la Guerra Civil que dejó a España con politraumatismo en 1939. Quizá comenzó en 1875. También en Cantabria. Concretamente en la casa del científico Augusto González de Linares en el Valle de Cabuérniga, donde se sentaron las bases de la pionera y krausista Institución Libre de Enseñanza (ILE).
El ILE fue el precedente del que se desgajaron todas las instituciones que permitieron la Edad de Plata de la Ciencia Española, un momento mágico que se inauguró, fundamentalmente, con la creación en 1907 -y con el impulso de la ILE- de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, presidida por el premio Nobel de Medicina Santiago Ramón y Cajal. El árbol de instituciones que debían regenerar una España atrasada, vapuleada en su ego colonial y paralizada por melancolía se completó con dos nuevas instituciones “palanca de innovación y modernidad”: La Residencia de Estudiantes para las artes y la Casa de Salud de Valdecilla para las ciencias médicas.
La exposición ' Valdecilla: La semilla' arranca, de hecho con un texto de otro cántabro precursor, el Doctor Madrazo, que ya había sembrado la inquietud de la modernidad en su tierra y que anhelaba una nueva generación capaz de “enseñar a otros, a muchos, lo que a mi no me enseñaron en casa y tuve que peregrinar para aprender”. Ahora, la memoria de estos precursores está disponible para nuestra generación.
¿Por qué en Santander?
La Casa de Salud de Valdecilla responde a un momento histórico. Santander había sido sorprendida por la explosión del vapor Cabo Machichaco en 1893, que dejó 590 muertos y, al menos, un millar de heridos. La ciudad se dio cuenta de que su viejo hospital, el San Rafael (actual sede del parlamento autonómico), no tenía el músculo suficiente. Lo que sucedió en los primeros treinta años del siglo XX es que se pasó de la idea “de hacer un nuevo hospital a crear un hospital moderno”, como explica el comisario de la exposición, Mario Corral. Y para ello se encontró al músculo financiero, el del indiano Ramón Pelayo, marqués de Valdecilla, que había vuelto a Cantabria en 1920, y un conjunto de científicos entre los que destacaba Gregorio Marañón, Pío del Río Hortega o el primer gerente de la Casa de Salud, el también cántabro Wenceslao López Albo.
Pelayo es la imagen de esta exposición en una foto en blanco y negro en la que destacan unas flores coloreadas en amarillo. Es el necesario puente entre el pasado y el presente. La visita del marqués coincidió con la extinta Fiesta de la Flor y en la imagen sonríe adornado con unas mimosas de las que hoy aún flanquean la entrada del Pabellón de Anatomía Patológica del Hospital.
La exposición reúne documentos fascinantes, únicos, y permite intuir el diseño conceptual de la institución por parte de López Albo, basado en tres fuentes de formación y conocimiento: el Instituto Médico de Posgraduados, la biblioteca, y la escuela de Enfermería. Precisamente allí, en la Escuela de Enfermería, es donde concentró todos sus esfuerzos María Luisa Gómez, marquesa de Pelayo y sobrina del marqués de Valdecilla, para echar al traste el sueño modernizador. El sistema laico y disciplinado de la Escuela horrorizaba a la muy conservadora marquesa que aprovechó el estado de enfermedad de su tío para dar un golpe en la mesa e imponer ya en septiembre de 1930 a las Hermanas de la Caridad, y a sor Bastos al frente, como gerentes y responsables de toda la Casa de Salud, subordinando a los científicos a su pío criterio. Fue el fin precipitado de un principio esperanzador.
La exposición recoge el entusiasmo de los primeros meses, la creación y divulgación científica, la congelación de ese impulso entre finales de 1930 y 1936, y el breve paréntesis de modernidad retomada entre el triunfo del Frente Popular en las elecciones y la entrada de las tropas golpistas con el general Dávila el 26 de agosto de 1937.
López Albo, el entusiasta neurocirujano atraído de nuevo a Santander esta vez por el diputado socialista Bruno Alonso, alcanzó en esos meses de República a retomar las riendas de la Casa de Salud, a fundar la Colonia Jardín Ramón Pelayo para enfermos mentales en Solares, y a abrir la Escuela Libre de Medicina o Facultad de Medicina con sus 150 primeros alumnos.
Después… después toda sombra…. el intento de la marquesa de quitarse de en medio el costoso ‘capricho’ de su tío regalándoselo a Franco, el ‘rescate’ público en 1969, el traspaso a la Seguridad Social en 1972, la recuperación de parte de la memoria perdida durante la transición democrática, el derrumbe de la fachada noroeste en 1999, la construcción durante 14 años del Nuevo Valdecilla que ahora concluye con un polémico contrato de 759 millones de euros con el que –en un curioso déyà vu- se cede a la constructora Ferrovial la gestión de los servicios no médicos…
Arqueología de papel
La pasión del comisario de la exposición, Mario Corral, por la memoria del ahora Hospital Universitario Valdecilla y de Cantabria es contagiosa. ' Valdecilla: La semilla' se ha gestionado sin presupuesto pero con una potente munición documental. En sus vitrinas está el primer número de la revista del hospital, el discurso inaugural de López Albo que fue censurado ya en 1930, un documento con el intento de incautación por parte de los trabajadores de los servicios ya “externalizados” entonces con una empresa de origen alemán (Jacobo Schneider S.A., el embrión de Otis), las normas para la vigilancia de presos en el hospital en 1937 o las instrucciones para purgar los servicios médicos de “rojos”, un certificado médico con el sello del campo de concentración de La Magdalena, libros censurados…
A lo que ya acumulaba Corral, bibliotecario del Instituto de Investigaciones de Valdecilla (IDIVAL), se han sumado documentos hallados hace apenas dos meses en un sótano de un viejo almacén, donde reposaban, enfermos de olvido, los archivos de la Casa de Salud Valdecilla hasta 1970. Todo un tesoro aún por esculcar.
La exposición estará abierta hasta el 29 de mayo, de 19 a 21 horas, y todos los jueves a las 19:30, el terapeuta contra la desmemoria, el comisario Mario Corral, se encarga de hacer una visita guiada al sueño de unos cuantos visionarios con saber y al triunfo de unos pocos con poder. La historia -aunque desconocida- pone a cada uno en su lugar.
Paco Gómez Nadal.
*
El reportaje se acompaña de las siguientes imágenes:
La primera es una foto de una foto (está tomada directamente de la vitrina donde está expuesta) cedida por el coleccionista Torcida y corresponde a una misa de campaña celebrada en la Casa de Salud Valdecilla en torno a 1938. como curiosidad, he de apuntar que las sillas de tijera que aparecen en la foto son las que todavía hoy se utilizan en el office de la Biblioteca.
La segunda foto es de la primera sala de la exposición.
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La exposición 'Valdecilla: La Semilla (1929-1939)' muestra la lucha entre la modernidad y el oscurantismo en la primera etapa del Hospital que 86 años después vuelve a reinventarse.
El pasado 30 de marzo, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, inauguraba el llamado Nuevo Hospital Valdecilla en Santander. Lo inauguraba sin abrir sus puertas, pero presumía de que la construcción de las tres nuevas torres de este histórico centro hospitalario supone “una potente palanca de innovación y modernización”.
Hace 86 años, un 24 de octubre de 1929, se producía un acto similar. Se inauguraba la Casa de Salud Valdecilla sin que aún estuviera abierta al público y sin que su financiador, Ramón Pelayo de la Torriente, marqués de Valdecilla, pudiera asistir.
Hoy, cuando la desmemoria es una epidemia de difícil control, se puede conocer con detalle la lucha encarnizada en los primeros años del Hospital entre unos pioneros con el sueño de una España moderna y Europea y la versión más conservadora del país amarrada a los hábitos y convencida de la superioridad de la religión sobre la ciencia. Una historia coral y compleja que se puede rememorar en la exposición ' Valdecilla: La Semilla (1929-1939)', que estará abierta todo el mes de mayo en el centro CASYC de la Fundación de Caja Cantabria en Santander.
El sueño comenzó mucho antes de que se presentara la pesadilla de 1898 o de que su peor versión se confirmara con la Guerra Civil que dejó a España con politraumatismo en 1939. Quizá comenzó en 1875. También en Cantabria. Concretamente en la casa del científico Augusto González de Linares en el Valle de Cabuérniga, donde se sentaron las bases de la pionera y krausista Institución Libre de Enseñanza (ILE).
El ILE fue el precedente del que se desgajaron todas las instituciones que permitieron la Edad de Plata de la Ciencia Española, un momento mágico que se inauguró, fundamentalmente, con la creación en 1907 -y con el impulso de la ILE- de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, presidida por el premio Nobel de Medicina Santiago Ramón y Cajal. El árbol de instituciones que debían regenerar una España atrasada, vapuleada en su ego colonial y paralizada por melancolía se completó con dos nuevas instituciones “palanca de innovación y modernidad”: La Residencia de Estudiantes para las artes y la Casa de Salud de Valdecilla para las ciencias médicas.
La exposición ' Valdecilla: La semilla' arranca, de hecho con un texto de otro cántabro precursor, el Doctor Madrazo, que ya había sembrado la inquietud de la modernidad en su tierra y que anhelaba una nueva generación capaz de “enseñar a otros, a muchos, lo que a mi no me enseñaron en casa y tuve que peregrinar para aprender”. Ahora, la memoria de estos precursores está disponible para nuestra generación.
¿Por qué en Santander?
La Casa de Salud de Valdecilla responde a un momento histórico. Santander había sido sorprendida por la explosión del vapor Cabo Machichaco en 1893, que dejó 590 muertos y, al menos, un millar de heridos. La ciudad se dio cuenta de que su viejo hospital, el San Rafael (actual sede del parlamento autonómico), no tenía el músculo suficiente. Lo que sucedió en los primeros treinta años del siglo XX es que se pasó de la idea “de hacer un nuevo hospital a crear un hospital moderno”, como explica el comisario de la exposición, Mario Corral. Y para ello se encontró al músculo financiero, el del indiano Ramón Pelayo, marqués de Valdecilla, que había vuelto a Cantabria en 1920, y un conjunto de científicos entre los que destacaba Gregorio Marañón, Pío del Río Hortega o el primer gerente de la Casa de Salud, el también cántabro Wenceslao López Albo.
Pelayo es la imagen de esta exposición en una foto en blanco y negro en la que destacan unas flores coloreadas en amarillo. Es el necesario puente entre el pasado y el presente. La visita del marqués coincidió con la extinta Fiesta de la Flor y en la imagen sonríe adornado con unas mimosas de las que hoy aún flanquean la entrada del Pabellón de Anatomía Patológica del Hospital.
La exposición reúne documentos fascinantes, únicos, y permite intuir el diseño conceptual de la institución por parte de López Albo, basado en tres fuentes de formación y conocimiento: el Instituto Médico de Posgraduados, la biblioteca, y la escuela de Enfermería. Precisamente allí, en la Escuela de Enfermería, es donde concentró todos sus esfuerzos María Luisa Gómez, marquesa de Pelayo y sobrina del marqués de Valdecilla, para echar al traste el sueño modernizador. El sistema laico y disciplinado de la Escuela horrorizaba a la muy conservadora marquesa que aprovechó el estado de enfermedad de su tío para dar un golpe en la mesa e imponer ya en septiembre de 1930 a las Hermanas de la Caridad, y a sor Bastos al frente, como gerentes y responsables de toda la Casa de Salud, subordinando a los científicos a su pío criterio. Fue el fin precipitado de un principio esperanzador.
La exposición recoge el entusiasmo de los primeros meses, la creación y divulgación científica, la congelación de ese impulso entre finales de 1930 y 1936, y el breve paréntesis de modernidad retomada entre el triunfo del Frente Popular en las elecciones y la entrada de las tropas golpistas con el general Dávila el 26 de agosto de 1937.
López Albo, el entusiasta neurocirujano atraído de nuevo a Santander esta vez por el diputado socialista Bruno Alonso, alcanzó en esos meses de República a retomar las riendas de la Casa de Salud, a fundar la Colonia Jardín Ramón Pelayo para enfermos mentales en Solares, y a abrir la Escuela Libre de Medicina o Facultad de Medicina con sus 150 primeros alumnos.
Después… después toda sombra…. el intento de la marquesa de quitarse de en medio el costoso ‘capricho’ de su tío regalándoselo a Franco, el ‘rescate’ público en 1969, el traspaso a la Seguridad Social en 1972, la recuperación de parte de la memoria perdida durante la transición democrática, el derrumbe de la fachada noroeste en 1999, la construcción durante 14 años del Nuevo Valdecilla que ahora concluye con un polémico contrato de 759 millones de euros con el que –en un curioso déyà vu- se cede a la constructora Ferrovial la gestión de los servicios no médicos…
Arqueología de papel
La pasión del comisario de la exposición, Mario Corral, por la memoria del ahora Hospital Universitario Valdecilla y de Cantabria es contagiosa. ' Valdecilla: La semilla' se ha gestionado sin presupuesto pero con una potente munición documental. En sus vitrinas está el primer número de la revista del hospital, el discurso inaugural de López Albo que fue censurado ya en 1930, un documento con el intento de incautación por parte de los trabajadores de los servicios ya “externalizados” entonces con una empresa de origen alemán (Jacobo Schneider S.A., el embrión de Otis), las normas para la vigilancia de presos en el hospital en 1937 o las instrucciones para purgar los servicios médicos de “rojos”, un certificado médico con el sello del campo de concentración de La Magdalena, libros censurados…
A lo que ya acumulaba Corral, bibliotecario del Instituto de Investigaciones de Valdecilla (IDIVAL), se han sumado documentos hallados hace apenas dos meses en un sótano de un viejo almacén, donde reposaban, enfermos de olvido, los archivos de la Casa de Salud Valdecilla hasta 1970. Todo un tesoro aún por esculcar.
La exposición estará abierta hasta el 29 de mayo, de 19 a 21 horas, y todos los jueves a las 19:30, el terapeuta contra la desmemoria, el comisario Mario Corral, se encarga de hacer una visita guiada al sueño de unos cuantos visionarios con saber y al triunfo de unos pocos con poder. La historia -aunque desconocida- pone a cada uno en su lugar.
Paco Gómez Nadal.
*
El reportaje se acompaña de las siguientes imágenes:
La primera es una foto de una foto (está tomada directamente de la vitrina donde está expuesta) cedida por el coleccionista Torcida y corresponde a una misa de campaña celebrada en la Casa de Salud Valdecilla en torno a 1938. como curiosidad, he de apuntar que las sillas de tijera que aparecen en la foto son las que todavía hoy se utilizan en el office de la Biblioteca.
La segunda foto es de la primera sala de la exposición.
Visita concertada matronas y última guiada con comisario este jueves a las 19:30 h.
Hoy a las 19:30 h. visita concertada con las matronas del SCS y este jueves a la misma hora última visita guiada con el comisario. No es necesario hacer reserva.
Columna "El origen de la Universidad de Cantabria" publicada por EDM (15/05/2015)
El pasado viernes 15 de mayo se publicó un especial en EDM sobre Valdecilla que incluía una columna mía titulada "El origen de la Universidad de Cantabria", aunque el título original era "La Escuela Libre de Medicina y el origen de la Universidad de Cantabria". El texto dice como sigue:
En octubre de 1929 se inaugura la Casa de Salud Valdecilla, coincidiendo con el cumpleaños del Marqués de Valdecilla, que no pudo asistir por encontrarse enfermo. Lo hará en su nombre su sobrina, la Marquesa de Pelayo.
El marqués era liberal y su sobrina conservadora. El modelo hospitalario auspiciado por el marqués con el asesoramiento fundamental del Dr. Gregorio Marañón era progresista, pero la marquesa no tarda en cambiarlo de signo. En fecha tan temprana como agosto de 1930 la Marquesa de Pelayo, aprovechando una nueva recaída de su tío, impone al frente del Hospital a Sor Bastos, relegando al que hasta entonces había sido Director Gerente, el Dr. Wenceslao López Albo, a tareas propias de Dirección Médica. El equipo directivo contratado por el marqués dimite en bloque en septiembre de ese mismo año. El Dr. Wenceslao López Albo se marcha a Bilbao, donde abre consulta. En la capital vizcaína el doctor cántabro se implica de forma activa en la creación de la Universidad Vasca. Ésta se inaugurará en el Hospital de Basurto en diciembre de 1936. Pero para entonces el Dr. Wenceslao López Albo ya no estaba en Bilbao.
En febrero de 1936 gana las elecciones el Frente Popular y en julio se produce el golpe de estado que conduce a la Guerra Civil. En septiembre el Dr. Wenceslao López Albo regresa a Santander reclamado por Bruno Alonso. De febrero a septiembre había estado cubriendo las funciones de Director Gerente en calidad de interino el Dr. Ernesto Gonzalbo, del que apenas sabemos que era radiólogo y que fue asesinado en 1937 probablemente por haber estado relacionado con el barco prisión “Alfonso Pérez”. Como se sabe, tras el bombardeo nazi de Santander durante las navidades de 1936 la población civil asaltó el barco atracado en el actual Barrio Pesquero y asesinó a doscientos presos. Cuando Santander cae bajo control de las tropas franquistas toda autoridad republicana que había estado vinculada directa o indirectamente con el barco fue condenada. El Dr. Ernesto Gonzalbo creemos era el médico del barco.
En septiembre de 1936, así pues, el Dr. Wenceslao López Albo retoma la dirección del Hospital. Lejos de conformarse con mantener sus puertas abiertas, lo que no hubiera sido poco, pone en marcha dos proyectos de envergadura, el primero la Colonia Jardín Ramón Pelayo para enfermos mentales en Solares y la segunda la Escuela Libre o Práctica de Medicina en la Casa de Salud Valdecilla. Estos dos proyectos contradicen la visión caótica que se tiene de los trece meses republicanos santanderinos en guerra. Poco a poco vamos descubriendo que fue una época con proyectos interesantes, muchos de los cuales sí dio tiempo a desarrollar, caso de estos dos liderados por el Dr. Wenceslao López Albo.
La Escuela Libre de Medicina es emanación del Instituto Médico de Postgraduados. Éste puede ser considerado precedente del actual sistema MIR. El Instituto Médico de Posgraduados había tenido tiempo de madurar de 1929 a 1936, lo que explica la rápida puesta en marcha de la Escuela Libre de Medicina (de septiembre a noviembre). A ello se suma sin duda la experiencia acumulada por el Dr. López Albo en Bilbao.
La Escuela Libre de Medicina fue inaugurada en noviembre de 1936 con la presencia de todas las autoridades cántabras. Un mes antes, pues, que la Facultad de Medicina de la Universidad Vasca. Este hecho no es casual. El Dr. Wenceslao López Albo sabía que la victoria de la República iba a traer consigo un nuevo distrito universitario en el norte, y él quería que su epicentro fuera Santander y no Bilbao. Inaugurar la Escuela Libre de Medicina un mes antes que la Facultad vasca era una forma de ganar puntos. A lo que se ve no entraba en los planes del doctor la derrota de la República.
Sabíamos de la existencia de la Escuela Libre de Medicina por noticias aparecidas en la prensa de época. Pero poco más. Incluso se llegó a especular si no se trataría de propaganda republicana. Pues bien, recientemente se ha recuperado el Archivo Histórico de la Casa de Salud Valdecilla y entre sus legajos ha aparecido una carpeta con las fichas oficiales de más de cien alumnos, muchos de ellos futuras primeras espadas del exilio científico español, como el Dr. Francisco Guerra. Además de estas fichas se ha localizado abundante documentación que demuestra sin ningún género de dudas que este proyecto se llevó a la práctica, que fue una realidad y que además tuvo mucho peso.
En el discurso inaugural, recientemente recuperado por la Biblioteca Marquesa de Pelayo, el Dr. Wenceslao López Albo declara que la Escuela Libre de Medicina no es oficial porque Cantabria todavía no se había dotado de Estatuto de Autonomía. Él esperaba lograrlo en 1937. Pero en agosto de ese año la ciudad cae bajo control franquista y este proyecto, como tantos, desaparece y se borra de la memoria. En sus planes estaba el impulso de una Facultad de Filosofía y Letras que aprovechara la Biblioteca de Marcelino Menéndez Pelayo y una Facultad de Ciencias que aprovechara la Estación de Biología Marina de Augusto González de Linares. La primera piedra de esta futura Universidad de Cantabria, así denominada por el Dr. Wenceslao López Albo, era la Escuela Libre de Medicina inaugurada por todo lo alto en noviembre de 1936.
La única diferencia entre la Facultad de Medicina de la Universidad Vasca y la Escuela Libre de Medicina de la Casa de Salud Valdecilla es que el primer proyecto contaba con respaldo de boletín oficial, es decir, con respaldo estatutario, mientras que el proyecto cántabro, no. Otra diferencia, en este caso actual, es que mientras la Universidad Pública del País Vasco se considera heredera del proyecto de 1936, y así lo declara, la Universidad de Cantabria todavía no ha dado su opinión al respecto.
Cuánto de bueno traería reconocer la iniciativa del Dr. Wenceslao López Albo como detonante de la actual Universidad de Cantabria, que pasaría, así, de ser una Universidad de origen franquista, una Universidad concedida, a ser un proyecto construido con mucho esfuerzo desde dentro.
La Biblioteca Marquesa de Pelayo, que dirijo, está dispuesta a facilitar cuanta documentación sea necesaria a quien sea oportuno para restablecer este vínculo entre el proyecto de 1936 y la Universidad de Cantabria actual.
En octubre de 1929 se inaugura la Casa de Salud Valdecilla, coincidiendo con el cumpleaños del Marqués de Valdecilla, que no pudo asistir por encontrarse enfermo. Lo hará en su nombre su sobrina, la Marquesa de Pelayo.
El marqués era liberal y su sobrina conservadora. El modelo hospitalario auspiciado por el marqués con el asesoramiento fundamental del Dr. Gregorio Marañón era progresista, pero la marquesa no tarda en cambiarlo de signo. En fecha tan temprana como agosto de 1930 la Marquesa de Pelayo, aprovechando una nueva recaída de su tío, impone al frente del Hospital a Sor Bastos, relegando al que hasta entonces había sido Director Gerente, el Dr. Wenceslao López Albo, a tareas propias de Dirección Médica. El equipo directivo contratado por el marqués dimite en bloque en septiembre de ese mismo año. El Dr. Wenceslao López Albo se marcha a Bilbao, donde abre consulta. En la capital vizcaína el doctor cántabro se implica de forma activa en la creación de la Universidad Vasca. Ésta se inaugurará en el Hospital de Basurto en diciembre de 1936. Pero para entonces el Dr. Wenceslao López Albo ya no estaba en Bilbao.
En febrero de 1936 gana las elecciones el Frente Popular y en julio se produce el golpe de estado que conduce a la Guerra Civil. En septiembre el Dr. Wenceslao López Albo regresa a Santander reclamado por Bruno Alonso. De febrero a septiembre había estado cubriendo las funciones de Director Gerente en calidad de interino el Dr. Ernesto Gonzalbo, del que apenas sabemos que era radiólogo y que fue asesinado en 1937 probablemente por haber estado relacionado con el barco prisión “Alfonso Pérez”. Como se sabe, tras el bombardeo nazi de Santander durante las navidades de 1936 la población civil asaltó el barco atracado en el actual Barrio Pesquero y asesinó a doscientos presos. Cuando Santander cae bajo control de las tropas franquistas toda autoridad republicana que había estado vinculada directa o indirectamente con el barco fue condenada. El Dr. Ernesto Gonzalbo creemos era el médico del barco.
En septiembre de 1936, así pues, el Dr. Wenceslao López Albo retoma la dirección del Hospital. Lejos de conformarse con mantener sus puertas abiertas, lo que no hubiera sido poco, pone en marcha dos proyectos de envergadura, el primero la Colonia Jardín Ramón Pelayo para enfermos mentales en Solares y la segunda la Escuela Libre o Práctica de Medicina en la Casa de Salud Valdecilla. Estos dos proyectos contradicen la visión caótica que se tiene de los trece meses republicanos santanderinos en guerra. Poco a poco vamos descubriendo que fue una época con proyectos interesantes, muchos de los cuales sí dio tiempo a desarrollar, caso de estos dos liderados por el Dr. Wenceslao López Albo.
La Escuela Libre de Medicina es emanación del Instituto Médico de Postgraduados. Éste puede ser considerado precedente del actual sistema MIR. El Instituto Médico de Posgraduados había tenido tiempo de madurar de 1929 a 1936, lo que explica la rápida puesta en marcha de la Escuela Libre de Medicina (de septiembre a noviembre). A ello se suma sin duda la experiencia acumulada por el Dr. López Albo en Bilbao.
La Escuela Libre de Medicina fue inaugurada en noviembre de 1936 con la presencia de todas las autoridades cántabras. Un mes antes, pues, que la Facultad de Medicina de la Universidad Vasca. Este hecho no es casual. El Dr. Wenceslao López Albo sabía que la victoria de la República iba a traer consigo un nuevo distrito universitario en el norte, y él quería que su epicentro fuera Santander y no Bilbao. Inaugurar la Escuela Libre de Medicina un mes antes que la Facultad vasca era una forma de ganar puntos. A lo que se ve no entraba en los planes del doctor la derrota de la República.
Sabíamos de la existencia de la Escuela Libre de Medicina por noticias aparecidas en la prensa de época. Pero poco más. Incluso se llegó a especular si no se trataría de propaganda republicana. Pues bien, recientemente se ha recuperado el Archivo Histórico de la Casa de Salud Valdecilla y entre sus legajos ha aparecido una carpeta con las fichas oficiales de más de cien alumnos, muchos de ellos futuras primeras espadas del exilio científico español, como el Dr. Francisco Guerra. Además de estas fichas se ha localizado abundante documentación que demuestra sin ningún género de dudas que este proyecto se llevó a la práctica, que fue una realidad y que además tuvo mucho peso.
En el discurso inaugural, recientemente recuperado por la Biblioteca Marquesa de Pelayo, el Dr. Wenceslao López Albo declara que la Escuela Libre de Medicina no es oficial porque Cantabria todavía no se había dotado de Estatuto de Autonomía. Él esperaba lograrlo en 1937. Pero en agosto de ese año la ciudad cae bajo control franquista y este proyecto, como tantos, desaparece y se borra de la memoria. En sus planes estaba el impulso de una Facultad de Filosofía y Letras que aprovechara la Biblioteca de Marcelino Menéndez Pelayo y una Facultad de Ciencias que aprovechara la Estación de Biología Marina de Augusto González de Linares. La primera piedra de esta futura Universidad de Cantabria, así denominada por el Dr. Wenceslao López Albo, era la Escuela Libre de Medicina inaugurada por todo lo alto en noviembre de 1936.
La única diferencia entre la Facultad de Medicina de la Universidad Vasca y la Escuela Libre de Medicina de la Casa de Salud Valdecilla es que el primer proyecto contaba con respaldo de boletín oficial, es decir, con respaldo estatutario, mientras que el proyecto cántabro, no. Otra diferencia, en este caso actual, es que mientras la Universidad Pública del País Vasco se considera heredera del proyecto de 1936, y así lo declara, la Universidad de Cantabria todavía no ha dado su opinión al respecto.
Cuánto de bueno traería reconocer la iniciativa del Dr. Wenceslao López Albo como detonante de la actual Universidad de Cantabria, que pasaría, así, de ser una Universidad de origen franquista, una Universidad concedida, a ser un proyecto construido con mucho esfuerzo desde dentro.
La Biblioteca Marquesa de Pelayo, que dirijo, está dispuesta a facilitar cuanta documentación sea necesaria a quien sea oportuno para restablecer este vínculo entre el proyecto de 1936 y la Universidad de Cantabria actual.
El por qué de "casa de salud" para Valdecilla
Intuyo que la elección de "casa de salud" para Valdecilla se deba a que "hospital" era un término de largo recorrido que había llegado a los años veinte cargado de significado negativo (desde el hospital para pobres medieval) y a que "sanatorio" encajaba más aplicado a proyectos privados, como el del Dr. Madrazo o el del Dr. Morales.
La Casa de Salud Valdecilla era un proyecto mixto al que no le convenía ni "hospital" ni "sanatorio", por eso eligió "casa de salud".
Durante la República se pretendió implantar el término "nosocomio", pero no tuvo éxito y pronto cayó en el olvido.
La Casa de Salud Valdecilla era un proyecto mixto al que no le convenía ni "hospital" ni "sanatorio", por eso eligió "casa de salud".
Durante la República se pretendió implantar el término "nosocomio", pero no tuvo éxito y pronto cayó en el olvido.
El alcalde Ernesto del Castillo y la propuesta de incautación de la empresa Schneider
En la vitrina dedicada a la Guerra Civil incluimos un documento muy curioso: se trata de una propuesta de incautación de la empresa Schneider firmada por varios empleados de la Casa de Salud Valdecilla y personas significadas del Gobierno de la República en Santander.
Schneider era la empresa a la que se había concedido la gestión de los servicios no clínicos de la Casa de Salud Valdecilla.
La propuesta parece que no prosperó. El Dr. Wenceslao López Albo, que había regresado de Bilbao en septiembre de 1936, no aceptó tal propuesta, o al menos no hemos encontrado documentación que confirme lo contrario. A fin de cuentas el modelo mixto y la selección de esta empresa fue decisión suya.
Uno de los firmantes del documento es el farmacéutico Ernesto del Castillo Bordenabe, de Unión Republicana, alcalde de Santander durante los años 1936 y 1937, conocido como "El Piqueta". Este alcalde impulsó un ordenamiento urbano de Santander de inspiración racionalista. Era un plan excepcional que solo pudo llevar a cabo de manera parcial. Él fue el que promovió, por ejemplo, el derribo de la ermita de San Roque, en el Sardinero, o el del antiguo convento de San Francisco, colindante con el Ayuntamiento. La ermita fue sustituida, por cierto, aunque ya durante la posguerra, por una muy interesante iglesia de racionalismo tardío.
Este alcalde fue muy polémico ya durante la República. Es habitual encontrar críticas a sus actuaciones en la prensa de perfil más conservador de la época. Durante la Dictadura se llegó a elaborar un dossier contra él tremendamente injusto. Este informe degradante se conserva en el archivo del Centro de Estudios Montañeses.
El plan racionalista para Santander promovido por este alcalde es una de esas joyas de nuestro patrimonio inmaterial (porque no se pudo llevar a cabo) que no valoramos por desconocimiento. Deberíamos tratar de revertir esta situación.
Schneider era la empresa a la que se había concedido la gestión de los servicios no clínicos de la Casa de Salud Valdecilla.
La propuesta parece que no prosperó. El Dr. Wenceslao López Albo, que había regresado de Bilbao en septiembre de 1936, no aceptó tal propuesta, o al menos no hemos encontrado documentación que confirme lo contrario. A fin de cuentas el modelo mixto y la selección de esta empresa fue decisión suya.
Uno de los firmantes del documento es el farmacéutico Ernesto del Castillo Bordenabe, de Unión Republicana, alcalde de Santander durante los años 1936 y 1937, conocido como "El Piqueta". Este alcalde impulsó un ordenamiento urbano de Santander de inspiración racionalista. Era un plan excepcional que solo pudo llevar a cabo de manera parcial. Él fue el que promovió, por ejemplo, el derribo de la ermita de San Roque, en el Sardinero, o el del antiguo convento de San Francisco, colindante con el Ayuntamiento. La ermita fue sustituida, por cierto, aunque ya durante la posguerra, por una muy interesante iglesia de racionalismo tardío.
Este alcalde fue muy polémico ya durante la República. Es habitual encontrar críticas a sus actuaciones en la prensa de perfil más conservador de la época. Durante la Dictadura se llegó a elaborar un dossier contra él tremendamente injusto. Este informe degradante se conserva en el archivo del Centro de Estudios Montañeses.
El plan racionalista para Santander promovido por este alcalde es una de esas joyas de nuestro patrimonio inmaterial (porque no se pudo llevar a cabo) que no valoramos por desconocimiento. Deberíamos tratar de revertir esta situación.
El Machichaco y los buzos
En la exposición se incluye la foto que hizo Duomarco del "Cabo Machichaco" justo antes de explotar en 1893. Pasa por ser la última. El fotógrafo salvó la vida por estar, precisamente, revelándola. No hay fotos de la explosión. Si había alguien haciendo alguna foto, murió y su cámara desapareció. Siempre que veamos un grabado representando la explosión, es una recreación, es decir, no se trata de un grabado realizado a partir de una fotografía, es imposible.
La foto que exponemos pertenece a la colección de Torcida, que nos la ha cedido amablemente.
Junto a la foto hemos puesto una ilustración publicada por una revista francesa de época. Representa a varios buzos recuperando cadáveres del fondo de la bahía. Es otra recreación. Los cadáveres a buen seguro no se encontraban en tan buen estado como representa la imagen y, además, los buzos no se ocuparon de recuperar cadáveres, sino de rescatar la dinamita que no había explotado.
Recordemos que la dinamita era de contrabando. Las autoridades no sabían lo que transportaba el buque en las sentinas. De haberlo sabido es de esperar que no le hubieran dejado atracar en el muelle que lo hizo, enfrente del actual hotel Bahía, donde explotó. No obstante, parece que minutos antes de la explosión sí corrió la voz de lo que ocultaba el barco y que las autoridades no reaccionaron. Recordemos que murieron más de quinientas personas, entre ellos la práctica totalidad de las autoridades municipales. El bastón de mando del alcalde apareció clavado en La Filomena, donde hasta hace poco estaban los antiguos astilleros de ribera y hoy el varadero que se ha construido con motivo del Mundial de Vela de 2015.
Las labores de los buzos provocaron una segunda explosión que los mató a todos. Existe una orla conmemorativa que estuvimos a punto de incluir en la exposición, pero nos parecía excesivamente escabrosa, así que decidimos no hacerlo.
La imagen de los buzos rescatando cadáveres debió tener mucha repercusión en la época y quedar prendida en el imaginario popular. Encontramos una imagen similar en la portada de Retaguardia, novela que Concha Espina dedicó a los años de guerra en Santander. Pongo imagen tomada de librería en uniliber a continuación:
La foto que exponemos pertenece a la colección de Torcida, que nos la ha cedido amablemente.
Junto a la foto hemos puesto una ilustración publicada por una revista francesa de época. Representa a varios buzos recuperando cadáveres del fondo de la bahía. Es otra recreación. Los cadáveres a buen seguro no se encontraban en tan buen estado como representa la imagen y, además, los buzos no se ocuparon de recuperar cadáveres, sino de rescatar la dinamita que no había explotado.
Recordemos que la dinamita era de contrabando. Las autoridades no sabían lo que transportaba el buque en las sentinas. De haberlo sabido es de esperar que no le hubieran dejado atracar en el muelle que lo hizo, enfrente del actual hotel Bahía, donde explotó. No obstante, parece que minutos antes de la explosión sí corrió la voz de lo que ocultaba el barco y que las autoridades no reaccionaron. Recordemos que murieron más de quinientas personas, entre ellos la práctica totalidad de las autoridades municipales. El bastón de mando del alcalde apareció clavado en La Filomena, donde hasta hace poco estaban los antiguos astilleros de ribera y hoy el varadero que se ha construido con motivo del Mundial de Vela de 2015.
Las labores de los buzos provocaron una segunda explosión que los mató a todos. Existe una orla conmemorativa que estuvimos a punto de incluir en la exposición, pero nos parecía excesivamente escabrosa, así que decidimos no hacerlo.
La imagen de los buzos rescatando cadáveres debió tener mucha repercusión en la época y quedar prendida en el imaginario popular. Encontramos una imagen similar en la portada de Retaguardia, novela que Concha Espina dedicó a los años de guerra en Santander. Pongo imagen tomada de librería en uniliber a continuación:
La biblioteca personal del Dr. Madrazo y el Boletín de cirugía
Hace aproximadamente un año se puso en contacto conmigo el heredero del Dr. Madrazo por mediación de mi compañero Virgilio Fernández Acebo. Me ofrecía, a mí no, a la Biblioteca Marquesa de Pelayo, la biblioteca personal del doctor pasiego. Acepté, cómo no. Fui varias veces a Vega de Pas, donde se encontraba la casa del doctor, e incluso llegué con ayuda de Raquel Alonso Balbás a preparar los libros para el traslado a Santander (algo que tuvo mucho de mudanza). Pues bien, finalmente no pude traer los libros. ¿Por qué? No lo sé a ciencia cierta. El que era por entonces Gerente de la Fundación Marqués de Valdecilla, y de quien yo dependía, no encontró dinero para el camión. Parece mentira, pero a veces ocurren cosas así.
El caso es que puse en contacto al heredero con la Directora de la Biblioteca de la Universidad de Cantabria, Mª Jesús Saiz Vega, que, por supuesto, aceptó la donación derivada.
Todavía más, estando ya los libros en la Biblioteca de la UC localicé el epistolario del doctor en la Biblioteca Municipal de Santander gracias a su responsable, Pablo Susinos, que no tuvo ningún inconveniente, al contrario, en transferirlos a la Biblioteca de la UC para que estuviera todo el fondo del Dr. Madrazo reunido bajo un mismo techo.
En la actualidad este fondo comienza a estar abierto a los interesados gracias al buen hacer del bibliotecario Jesús Salas Bustamante, de quien tengo la satisfacción de ser su amigo.
En fin, un éxito de todos.
La Biblioteca de la UC ha tenido la deferencia de darnos un juego completo del Boletín de cirugía publicado por el Dr. Madrazo. Es una revista que sabíamos que existía pero de la que apenas se encontraban ejemplares. Faltan, así y todo, números. Yo creo que se han podido quedar en el desván de la casa del doctor en Vega de Pas. Había allí cajas muy sucias que quizá el personal de la UC que fue a recoger el material omitió. Sería interesante comprobarlo.
Como último eslabón, Virgilio Fernández Acebo está escaneando y volcando en el repositorio del Centro de Estudios Montañeses, del que tengo el honor de formar parte desde enero de este año, todos los ejemplares del Boletín de cirugía de la Biblioteca para su consulta pública.
En la exposición hemos incluido el primer número de esta revista y puesto en la pared un texto tomado de la introducción firmada por el doctor pasiego. Dice como sigue:
“No debemos ser altivos ni arrogantes. Muchos años de experiencia son pocos años para saber acertar. Son muchas las observaciones que se precisan para escribir cortas líneas. Por muy larga que sea una vida será corto lo descubierto por ella; pero mal que nos pese, así, y no de otra parsimonia va llegando el humano conocimiento de las cosas. Con esta pertinaz labor, y estos granitos de arena, se irán levantando montañas que descubran horizontes anchurosos, cielos de luces, alegres cielos. (…)
Ellos saben que mi fantasía gustó de poner los ojos muy en alto; ¿qué me importa no haber llegado si engendré hijos que llegarán? Y, quién sabe, los tiempos cambian, y cambian también los hombres, y, quizás, con otro ambiente, si perseveráis en mis optimismos, con cuerpos jóvenes y poderosa voluntad, llegaréis al ideal borroso que yo acariciaba: el de enseñar a otros, a muchos, lo que a mí no me enseñaron en casa y tuve que peregrinar para aprender.”
El doctor Madrazo fue encarcelado en la actual sede de la Biblioteca Central de Cantabria en 1937 y no le excarcelaron hasta el año 1942, con casi noventa años. Moriría a los pocos días en su casa de la calle Castelar, encima de lo que es hoy cafetería Siboney (en la vertical de la mesa que hay nada más entrar a la derecha, en el primer piso).
El caso es que puse en contacto al heredero con la Directora de la Biblioteca de la Universidad de Cantabria, Mª Jesús Saiz Vega, que, por supuesto, aceptó la donación derivada.
Todavía más, estando ya los libros en la Biblioteca de la UC localicé el epistolario del doctor en la Biblioteca Municipal de Santander gracias a su responsable, Pablo Susinos, que no tuvo ningún inconveniente, al contrario, en transferirlos a la Biblioteca de la UC para que estuviera todo el fondo del Dr. Madrazo reunido bajo un mismo techo.
En la actualidad este fondo comienza a estar abierto a los interesados gracias al buen hacer del bibliotecario Jesús Salas Bustamante, de quien tengo la satisfacción de ser su amigo.
En fin, un éxito de todos.
La Biblioteca de la UC ha tenido la deferencia de darnos un juego completo del Boletín de cirugía publicado por el Dr. Madrazo. Es una revista que sabíamos que existía pero de la que apenas se encontraban ejemplares. Faltan, así y todo, números. Yo creo que se han podido quedar en el desván de la casa del doctor en Vega de Pas. Había allí cajas muy sucias que quizá el personal de la UC que fue a recoger el material omitió. Sería interesante comprobarlo.
Como último eslabón, Virgilio Fernández Acebo está escaneando y volcando en el repositorio del Centro de Estudios Montañeses, del que tengo el honor de formar parte desde enero de este año, todos los ejemplares del Boletín de cirugía de la Biblioteca para su consulta pública.
En la exposición hemos incluido el primer número de esta revista y puesto en la pared un texto tomado de la introducción firmada por el doctor pasiego. Dice como sigue:
“No debemos ser altivos ni arrogantes. Muchos años de experiencia son pocos años para saber acertar. Son muchas las observaciones que se precisan para escribir cortas líneas. Por muy larga que sea una vida será corto lo descubierto por ella; pero mal que nos pese, así, y no de otra parsimonia va llegando el humano conocimiento de las cosas. Con esta pertinaz labor, y estos granitos de arena, se irán levantando montañas que descubran horizontes anchurosos, cielos de luces, alegres cielos. (…)
Ellos saben que mi fantasía gustó de poner los ojos muy en alto; ¿qué me importa no haber llegado si engendré hijos que llegarán? Y, quién sabe, los tiempos cambian, y cambian también los hombres, y, quizás, con otro ambiente, si perseveráis en mis optimismos, con cuerpos jóvenes y poderosa voluntad, llegaréis al ideal borroso que yo acariciaba: el de enseñar a otros, a muchos, lo que a mí no me enseñaron en casa y tuve que peregrinar para aprender.”
El doctor Madrazo fue encarcelado en la actual sede de la Biblioteca Central de Cantabria en 1937 y no le excarcelaron hasta el año 1942, con casi noventa años. Moriría a los pocos días en su casa de la calle Castelar, encima de lo que es hoy cafetería Siboney (en la vertical de la mesa que hay nada más entrar a la derecha, en el primer piso).
Nacimiento de la Casa de Salud Valdecilla
En la exposición se propone un origen para la Casa de salud Valdecilla alternativo, como es la explosión del vapor "Cabo Machichaco" de 1893.
Defendemos que una cosa es la fundación, la inauguración oficial del hospital, que se celebró en 1929, y otra muy distinta su nacimiento.
El nacimiento del hospital proponemos adelantarlo a 1893, cuando el desastre provocado por el vapor pone en evidencia las carencias del antiguo hospital de San Rafael, fundado en 1791. Es entonces cuando la población reclama la construcción de un nuevo hospital. Los heridos de la Guerra de Cuba y la pandemia de gripe del año 1919 no hacen más que encender las reclamaciones. Todas las iniciativas puestas en marcha para poner remedio a esta situación insostenible fracasan por falta de presupuesto. Habrá que esperar a que el Marqués de Valdecilla se ponga al frente del proyecto en 1926 para verlo concluido en 1929, aunque sus puertas se abrieron antes y realmente no llegó a estar del todo operativo hasta mucho después, si es que alguna vez llegó a estarlo conforme al proyecto original del marqués. Para entonces, es decir, para 1929, el hospital había pasado a ser además de nuevo un hospital moderno gracias al Dr. Wenceslao López Albo, primer Gerente que, al parecer, fue sugerido al marqués para el cargo por el Dr. Gregorio Marañón.
En la exposición se incluye gracias al coleccionista Torcida la única fotografía conocida del hospital de San Rafael funcionando como tal, es decir, como hospital. En la actualidad es la sede del Parlamento de Cantabria.
El hospital de San Rafael fue promovido por el obispo Rafael Menéndez de Luarca. Fue él quien trajo la primera imprenta a Santander. El primer impreso fue, precisamente, una circular reclamando fondos para la obra del hospital. Este impreso tan significativo se puede consultar en el catálogo de la exposición La imprenta en Cantabria: dos siglos de historia celebrada en 1994.
Defendemos que una cosa es la fundación, la inauguración oficial del hospital, que se celebró en 1929, y otra muy distinta su nacimiento.
El nacimiento del hospital proponemos adelantarlo a 1893, cuando el desastre provocado por el vapor pone en evidencia las carencias del antiguo hospital de San Rafael, fundado en 1791. Es entonces cuando la población reclama la construcción de un nuevo hospital. Los heridos de la Guerra de Cuba y la pandemia de gripe del año 1919 no hacen más que encender las reclamaciones. Todas las iniciativas puestas en marcha para poner remedio a esta situación insostenible fracasan por falta de presupuesto. Habrá que esperar a que el Marqués de Valdecilla se ponga al frente del proyecto en 1926 para verlo concluido en 1929, aunque sus puertas se abrieron antes y realmente no llegó a estar del todo operativo hasta mucho después, si es que alguna vez llegó a estarlo conforme al proyecto original del marqués. Para entonces, es decir, para 1929, el hospital había pasado a ser además de nuevo un hospital moderno gracias al Dr. Wenceslao López Albo, primer Gerente que, al parecer, fue sugerido al marqués para el cargo por el Dr. Gregorio Marañón.
En la exposición se incluye gracias al coleccionista Torcida la única fotografía conocida del hospital de San Rafael funcionando como tal, es decir, como hospital. En la actualidad es la sede del Parlamento de Cantabria.
El hospital de San Rafael fue promovido por el obispo Rafael Menéndez de Luarca. Fue él quien trajo la primera imprenta a Santander. El primer impreso fue, precisamente, una circular reclamando fondos para la obra del hospital. Este impreso tan significativo se puede consultar en el catálogo de la exposición La imprenta en Cantabria: dos siglos de historia celebrada en 1994.
"El rezo y la razón", columna de Patxi Ibarrondo sobre la exposición
Hace unos días estuve en la exposición con Patxi Ibarrondo y María. De aquella visita ha surgido el texto de Patxi titulado "Hospital Valdecilla, el rezo y la razón", que podéis leer en su versión original, aquí.
Copio y pego el texto:
El otro día nos acercamos, María y yo, a los orígenes documentados de la Casa de Salud Valdecilla, es decir, el antiguo Hospital de Santander y luego de Cantabria. La calificación de templo de la Cultura bancaria, atribuido al centro CASYC, no me auguraban nada distinto de la acostumbrado en estos eventos. Es decir, una mezcla entre la ampulosidad expositiva y de loa incensaria a los fundadores.
La verdad es que no me esperaba lo que vi y escuché. Bajo el título “Valdecilla. La semilla, 1829-1939”, se pueden contemplar unos paneles y filmaciones que ilustran acerca de la trayectoria del importante hospital; los pasos que se dieron para hacerlo realidad, las vicisitudes políticas y los logros, son comentados en visita guiada por el rescatador documental de esa olvidada o ignorada, Mario Corral, comisario de la Exposición.
La Casa de Salud fue donada por el indiano Ramón Pelayo de la Torriente, marqués de Valdecilla, y por su sobrina María Luisa Pelayo, marquesa de Pelayo. El marqués hizo su fortuna en México, con el cultivo de la caña de azúcar.
Como no podría ser de otro modo, la creación de la Casa de Salud no podía ser aséptica ni ajena a la sociedad en la que estaba enclavada. Los años de política convulsa quedan reflejados en los planos de los edificios que debían albergar la ciencia médica. Una vez inaugurado el hospital, en 1929, ilustres personajes de la medicina, como el doctor Marañón o el doctor Wenceslao López Albo fueron artífices del brillo que adquirió la Casa de Salud a nivel nacional e internacional.
En el Patronato administrador del Hospital estaban presentes personajes que representaban a las dos Españas eternamente encontradas: El oscurantismo de la aristocracia y el clero por un lado; y por otro, los que querían impulsar una medicina racionalista, laica y moderna.
El más genuino representante de estos últimos fue el doctor Wenceslao López Albo, un psiconeurólogo de gran prestigio. El doctor López Albo había sido director de instituciones mentales en el País Vasco y autor de numerosas estudios. Fue pionero en terapias innovadoras para el tratamiento de las enfermedades mentales.
Por lo que se puede deducir de la documentación expuesta, quizá el doctor López Albo resume como nadie, en el ámbito de la salud pública, las dos irredentas Españas: la modernizadora racionalista y la escolástica católica trascendental.
Wenceslao López Albo emprendió acciones impulsoras, como la creación de una Escuela de Enfermería laica. Además creó el germen de la Facultad de Medicina, que contó con alumnado hasta que esa labor docente se vio interrumpida por la guerra civil.
Hombre republicano de izquierda y nada clerical, el doctor López Albo chocó constantemente contra un Patronato donde tenía gran influencia la marquesa de Valdecilla. Desposeído de su cargo de gerente, esa responsabilidad les fue entregada a las monjas Hermanas de la Caridad. Reducido al papel de simple director médico, sin poder administrativo, el doctor López Albo decidió dimitir y se exilió en el México donde, quiere la paradoja, había hecho su fortuna el marqués de Valdecilla. Mecenas de la Casa de Salud Valdecilla.
*
Muchas gracias Patxi por la visita y por este estupendo texto, todo un regalo.
Copio y pego el texto:
El otro día nos acercamos, María y yo, a los orígenes documentados de la Casa de Salud Valdecilla, es decir, el antiguo Hospital de Santander y luego de Cantabria. La calificación de templo de la Cultura bancaria, atribuido al centro CASYC, no me auguraban nada distinto de la acostumbrado en estos eventos. Es decir, una mezcla entre la ampulosidad expositiva y de loa incensaria a los fundadores.
La verdad es que no me esperaba lo que vi y escuché. Bajo el título “Valdecilla. La semilla, 1829-1939”, se pueden contemplar unos paneles y filmaciones que ilustran acerca de la trayectoria del importante hospital; los pasos que se dieron para hacerlo realidad, las vicisitudes políticas y los logros, son comentados en visita guiada por el rescatador documental de esa olvidada o ignorada, Mario Corral, comisario de la Exposición.
La Casa de Salud fue donada por el indiano Ramón Pelayo de la Torriente, marqués de Valdecilla, y por su sobrina María Luisa Pelayo, marquesa de Pelayo. El marqués hizo su fortuna en México, con el cultivo de la caña de azúcar.
Como no podría ser de otro modo, la creación de la Casa de Salud no podía ser aséptica ni ajena a la sociedad en la que estaba enclavada. Los años de política convulsa quedan reflejados en los planos de los edificios que debían albergar la ciencia médica. Una vez inaugurado el hospital, en 1929, ilustres personajes de la medicina, como el doctor Marañón o el doctor Wenceslao López Albo fueron artífices del brillo que adquirió la Casa de Salud a nivel nacional e internacional.
En el Patronato administrador del Hospital estaban presentes personajes que representaban a las dos Españas eternamente encontradas: El oscurantismo de la aristocracia y el clero por un lado; y por otro, los que querían impulsar una medicina racionalista, laica y moderna.
El más genuino representante de estos últimos fue el doctor Wenceslao López Albo, un psiconeurólogo de gran prestigio. El doctor López Albo había sido director de instituciones mentales en el País Vasco y autor de numerosas estudios. Fue pionero en terapias innovadoras para el tratamiento de las enfermedades mentales.
Por lo que se puede deducir de la documentación expuesta, quizá el doctor López Albo resume como nadie, en el ámbito de la salud pública, las dos irredentas Españas: la modernizadora racionalista y la escolástica católica trascendental.
Wenceslao López Albo emprendió acciones impulsoras, como la creación de una Escuela de Enfermería laica. Además creó el germen de la Facultad de Medicina, que contó con alumnado hasta que esa labor docente se vio interrumpida por la guerra civil.
Hombre republicano de izquierda y nada clerical, el doctor López Albo chocó constantemente contra un Patronato donde tenía gran influencia la marquesa de Valdecilla. Desposeído de su cargo de gerente, esa responsabilidad les fue entregada a las monjas Hermanas de la Caridad. Reducido al papel de simple director médico, sin poder administrativo, el doctor López Albo decidió dimitir y se exilió en el México donde, quiere la paradoja, había hecho su fortuna el marqués de Valdecilla. Mecenas de la Casa de Salud Valdecilla.
*
Muchas gracias Patxi por la visita y por este estupendo texto, todo un regalo.
lunes, 25 de mayo de 2015
Textos de los escritores Max Aub y Ocharan Aburto relacionados con la Casa de Salud Valdecilla (1937)
En la exposición hemos dedicado una pared a la Guerra Civil. Por no descentrar la exposición con este tema tan complejo, hemos reducido el material expositivo de este bloque o pared a tres elementos: dos vinilos de pared y una vitrina. En la vitrina hemos incluido material del Santander republicano en guerra y de la más temprana posguerra. En otra entrada lo explico en detalle. Ahora me quiero centrar en los vinilos.
A la izquierda de la vitrina hemos puesto un vinilo de pared que recoge un texto de Max Aub, escritor del exilio, en el que una de sus protagonistas huye del bombardeo de Gernika, recala en Santander, donde trabaja en la Casa de Salud Valdecilla, y de aquí pasa a Gijón y después a Francia. No todos tuvieron la misma suerte. Recordemos a la bibliotecaria y periodista Matilde Zapata, que intentó la misma peripecia pero fue interceptada en el mar de camino a Francia, apresada y asesinada en Ciriego.
El texto de Max Aub dice como sigue:
“En Bilbao la gente vivía en la calle, en las puertas de las casas, con la chiquillería alborotada, a mano, para poder correr más pronto a los refugios al producirse las alarmas. Las mujeres, sentadas en los quicios, hacían calceta.
El día en que la aviación al servicio de los rebeldes arrasó Guernica, Rosario salió para Santander.
La abuela se quedó; no podía con la grasa que le ahogaba el corazón. En la capital montañesa, Rosario prestó sus servicios en el Hospital Valdecilla. Fue evacuada, en el último momento, por mar, a Gijón. Al llegar allí se había confiado en manos de don Luis Sarrasqueta, viejo socialista bilbaíno, encargado de una parte de la evacuación. Así desembarcó la joven en La Rochelle, después de un viaje horro de otras peripecias como no fuera el ametrallamiento del barquito por un avión”.
Está tomado de Campo de sangre (1945).
A la derecha de la vitrina hemos puesto otro vinilo con un texto del castreño Ocharan Aburto. Este escritor estuvo escondido en el pabellón 17 los trece meses republicanos de Santander en guerra. Durante este tiempo escribió Maleficio, una novela muy mala, pero cuya introducción no tiene precio. En ella relata sus meses escondido en la Casa de Salud Valdecilla.
El texto del vinilo es como sigue:
“Llevo cinco largos meses, cinco interminables meses de permanencia en la Casa de Salud Valdecilla, pabellón 17, habitación número 8. (…) Hay un cuarto en este pabellón, el correspondiente al número 5, que, generalmente, se destina a enfermos que prestan sus servicios en la casa. En este cuarto se hallaba en cama una enfermera. (…) Sacábanla (…) al pasillo siempre que sonaban las sirenas. (…) Tuvo la malograda joven la suerte de que su novio la proporcionara un confesor y los auxilios de nuestra religión, administrados con una sublime y emocionante clandestinidad. (…)
¡Fuera penas, fuera malas sugestiones! No estoy en la Casa de Salud Valdecilla. No tengo a un lado un pabellón donde se alojan tuberculosos; al otro, el que ocupan los de secretas dolencias; más allá, el de los enfermos mentales, y un poquito más lejos, el depósito de cadáveres, y casi a mi lado, el recinto de cancerosos, etc. No. Nada de esto es la realidad que me circunda. Esforcemos la imaginación. Hagámonos a la idea (...) de que nos hallamos en un cómodo despacho, en mi despacho particular, antes de que en él se practicara la requisa de su biblioteca y se cometieran otros infinitos despojos.
El día convida a desechar sombríos pensamientos, pues este seis de junio se presenta espléndido”.
Está tomado, como decía, de la introducción de Maleficio (1938).
Durante una visita de días pasados Joserra (no me acuerdo de sus apellidos, lo siento) comentó que recordaba otro texto de Max Aub que hacía referencia a la Casa de Salud Valdecilla y a la caída de Santander en agosto de 1937. Este martes lo localizó y me lo envió el escritor Rafael Pérez Llano. Se titula "Santander y Gijón" y está incluido en No son cuentos (1944). Podéis leer un fragmento aquí. Es un texto estremecedor. Aprovecho para dar las gracias a Joserra y Rafael.
A la izquierda de la vitrina hemos puesto un vinilo de pared que recoge un texto de Max Aub, escritor del exilio, en el que una de sus protagonistas huye del bombardeo de Gernika, recala en Santander, donde trabaja en la Casa de Salud Valdecilla, y de aquí pasa a Gijón y después a Francia. No todos tuvieron la misma suerte. Recordemos a la bibliotecaria y periodista Matilde Zapata, que intentó la misma peripecia pero fue interceptada en el mar de camino a Francia, apresada y asesinada en Ciriego.
El texto de Max Aub dice como sigue:
“En Bilbao la gente vivía en la calle, en las puertas de las casas, con la chiquillería alborotada, a mano, para poder correr más pronto a los refugios al producirse las alarmas. Las mujeres, sentadas en los quicios, hacían calceta.
El día en que la aviación al servicio de los rebeldes arrasó Guernica, Rosario salió para Santander.
La abuela se quedó; no podía con la grasa que le ahogaba el corazón. En la capital montañesa, Rosario prestó sus servicios en el Hospital Valdecilla. Fue evacuada, en el último momento, por mar, a Gijón. Al llegar allí se había confiado en manos de don Luis Sarrasqueta, viejo socialista bilbaíno, encargado de una parte de la evacuación. Así desembarcó la joven en La Rochelle, después de un viaje horro de otras peripecias como no fuera el ametrallamiento del barquito por un avión”.
Está tomado de Campo de sangre (1945).
A la derecha de la vitrina hemos puesto otro vinilo con un texto del castreño Ocharan Aburto. Este escritor estuvo escondido en el pabellón 17 los trece meses republicanos de Santander en guerra. Durante este tiempo escribió Maleficio, una novela muy mala, pero cuya introducción no tiene precio. En ella relata sus meses escondido en la Casa de Salud Valdecilla.
El texto del vinilo es como sigue:
“Llevo cinco largos meses, cinco interminables meses de permanencia en la Casa de Salud Valdecilla, pabellón 17, habitación número 8. (…) Hay un cuarto en este pabellón, el correspondiente al número 5, que, generalmente, se destina a enfermos que prestan sus servicios en la casa. En este cuarto se hallaba en cama una enfermera. (…) Sacábanla (…) al pasillo siempre que sonaban las sirenas. (…) Tuvo la malograda joven la suerte de que su novio la proporcionara un confesor y los auxilios de nuestra religión, administrados con una sublime y emocionante clandestinidad. (…)
¡Fuera penas, fuera malas sugestiones! No estoy en la Casa de Salud Valdecilla. No tengo a un lado un pabellón donde se alojan tuberculosos; al otro, el que ocupan los de secretas dolencias; más allá, el de los enfermos mentales, y un poquito más lejos, el depósito de cadáveres, y casi a mi lado, el recinto de cancerosos, etc. No. Nada de esto es la realidad que me circunda. Esforcemos la imaginación. Hagámonos a la idea (...) de que nos hallamos en un cómodo despacho, en mi despacho particular, antes de que en él se practicara la requisa de su biblioteca y se cometieran otros infinitos despojos.
El día convida a desechar sombríos pensamientos, pues este seis de junio se presenta espléndido”.
Está tomado, como decía, de la introducción de Maleficio (1938).
Durante una visita de días pasados Joserra (no me acuerdo de sus apellidos, lo siento) comentó que recordaba otro texto de Max Aub que hacía referencia a la Casa de Salud Valdecilla y a la caída de Santander en agosto de 1937. Este martes lo localizó y me lo envió el escritor Rafael Pérez Llano. Se titula "Santander y Gijón" y está incluido en No son cuentos (1944). Podéis leer un fragmento aquí. Es un texto estremecedor. Aprovecho para dar las gracias a Joserra y Rafael.
martes, 19 de mayo de 2015
Breve valoración visita colectivo La Vorágine
Ayer celebramos una visita concertada con el colectivo La Vorágine, aquí. Mucha gente y muy participativa, una experiencia muy positiva.
Gracias a todos pero sobre todo a Paco Gómez Nadal por la organización.
Gracias a todos pero sobre todo a Paco Gómez Nadal por la organización.
viernes, 15 de mayo de 2015
Agradecimientos a Samperio y columna sobre la Escuela Libre de Medicina en EDM
Gracias a Samperio por el estupendo reportaje que ha dedicado a la historia de la Casa de Salud Valdecilla en el especial publicado hoy por El Diario Montañés y en particular por la referencia que hace a la exposición.
Gracias también por haberme permitido publicar una columna de opinión titulada "El origen de la Universidad" dedicada a la Escuela Libre o Práctica de Medicina de la Casa de Salud Valdecilla, que defiendo es germen de la UC.
Aprovecho para aclarar un error: a media altura menciono los "trece meses republicanos de Santander" cuando lo que quería decir es "los trece meses republicanos de Santander en guerra", obviamente. La República tuvo en Santander una vida un poco más larga.
Gracias también por haberme permitido publicar una columna de opinión titulada "El origen de la Universidad" dedicada a la Escuela Libre o Práctica de Medicina de la Casa de Salud Valdecilla, que defiendo es germen de la UC.
Aprovecho para aclarar un error: a media altura menciono los "trece meses republicanos de Santander" cuando lo que quería decir es "los trece meses republicanos de Santander en guerra", obviamente. La República tuvo en Santander una vida un poco más larga.
jueves, 14 de mayo de 2015
Agradecimientos Dr. Luis Hernando y familia y compañeros HUMV
Gracias al Dr. Luis Hernando y familia por la visita tan agradable de ayer. Gracias también por abrirnos las puertas del Instituto Teófilo Hernando, aquí.
Sobre el Dr. Teófilo Hernando recomiendo la lectura de dos artículos: aquí, del Dr. Laín Entralgo, y aquí, del Dr. Alejandro J. Domingo Gutiérrez.
Se ha incluido en la exposición un ejemplar de la primera edición del Manual de Medicina Interna (1916) en su honor.
Igualmente, tengo que dar las gracias al nutrido grupo de compañeros del HUMV que estuvieron ayer en la visita guiada de los jueves. Como siempre, lo mejor fue el debate posterior.
Sobre el Dr. Teófilo Hernando recomiendo la lectura de dos artículos: aquí, del Dr. Laín Entralgo, y aquí, del Dr. Alejandro J. Domingo Gutiérrez.
Se ha incluido en la exposición un ejemplar de la primera edición del Manual de Medicina Interna (1916) en su honor.
Igualmente, tengo que dar las gracias al nutrido grupo de compañeros del HUMV que estuvieron ayer en la visita guiada de los jueves. Como siempre, lo mejor fue el debate posterior.
miércoles, 13 de mayo de 2015
Agradecimientos Servicio Informática HUMV por difusión en Intranet
Los compañeros de informática del HUMV han publicado en la intranet del hospital la siguiente información relacionada con la exposición: VALDECILLA: LA SEMILLA (1929-1939) |
Sala Casyc Up, calle Tantín
Del 24 de abril al 29 de mayo
Organizan: Hospital Universitario Marqués de Valdecilla y Fundación Bancaria Caja Cantabria
El Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, en colaboración con la Fundación Caja Cantabria, organiza una exposición dedicada a los diez primeros años de vida del hospital, de 1929 a 1939, con importante documentación histórica que recientemente ha recuperado la Biblioteca Marquesa de Pelayo.
La exposición, titulada "Valdecilla: la semilla (1929-1939)", se inaugurará el viernes 24 de abril a las 18 horas en la sala CASYC UP y permanecerá abierta en horario de tarde hasta el 29 de mayo. El comisario, Mario Corral, director de la Biblioteca Marquesa de Pelayo, ofrecerá visitas guiadas, libres y gratuitas, todos los jueves de mayo a las 19:30 h.
La exposición se organiza en seis apartados:
La documentación expuesta es inédita y de gran interés. Destacan:
Se suman dos audiovisuales con contenido histórico:
| |
Modificado el ( miércoles, 22 de abril de 2015 ) |
Breve valoración visita CEM
Gracias al Centro de Estudios Montañeses por su interés. El grupo de compañeros fue numeroso y muy participativo. Gracias en particular a su Presidente, Francisco Gutiérrez Díaz.
Gracias sobre todo por haberme dado la oportunidad de aprender tanto con ellos.
Gracias sobre todo por haberme dado la oportunidad de aprender tanto con ellos.
martes, 12 de mayo de 2015
Dr. Ernesto Gonzalvo
La Marquesa de Pelayo impone a Sor Bastos como directora del Hospital en agosto de 1930 y el Dr. Wenceslao López Albo dimite al mes siguiente. Se marcha a Bilbao, donde abre consulta y participa de forma activa en la creación de la Universidad Vasca inaugurada en diciembre de 1936.
Pero en diciembre de 1936 el Dr. Wenceslao López Albo ya no estaba en Bilbao. En septiembre de 1936 el doctor cántabro había vuelto a Santander reclamado por Bruno Alonso y Olazarán, figura clave del socialismo cántabro recuperada por el historiador Miguel Ángel Solla.
En febrero de 1936 gana las elecciones el Frente Popular y en julio se produce el golpe de estado que conduce al estallido de la Guerra Civil. Desde febrero o quizá julio de 1936 a septiembre que regresa el Dr. López Albo, el cargo de Director Gerente fue ocupado de forma interina por el Dr. Ernesto Gonzalvo, del que apenas sabemos que era especialista en digestivo y radiológico y que murió asesinado por las tropas franquistas en 1937. Este doctor era completamente desconocido hasta ahora.
En la exposición hemos colgado los tres primeros retratos al óleo de la galería de Gerentes del Salón Noble del Hospital. Los dos primeros, los retratos de los Dres. López Albo y Díaz-Caneja, fueron pintados durante la Transición, no antes.
Al saber de la existencia del Dr. Ernesto Gonzalvo y de su papel protagónico en la Casa de Salud Valdecilla decidimos reservarle un hueco entre el Dr. López Albo y el Dr. Díaz-Caneja que esperamos poder trasladar al Salón Noble, como corresponde.
Gracias al Dr. Jesús Gutiérrez Morlote se ha conseguido localizar a la familia del Dr. Ernesto Gonzalvo en Asturias. Su hijo tiene 90 años. La familia nos ha hecho llegar un retrato del doctor.
Noticias como ésta compensan todo el esfuerzo invertido en la exposición.
Pero en diciembre de 1936 el Dr. Wenceslao López Albo ya no estaba en Bilbao. En septiembre de 1936 el doctor cántabro había vuelto a Santander reclamado por Bruno Alonso y Olazarán, figura clave del socialismo cántabro recuperada por el historiador Miguel Ángel Solla.
En febrero de 1936 gana las elecciones el Frente Popular y en julio se produce el golpe de estado que conduce al estallido de la Guerra Civil. Desde febrero o quizá julio de 1936 a septiembre que regresa el Dr. López Albo, el cargo de Director Gerente fue ocupado de forma interina por el Dr. Ernesto Gonzalvo, del que apenas sabemos que era especialista en digestivo y radiológico y que murió asesinado por las tropas franquistas en 1937. Este doctor era completamente desconocido hasta ahora.
En la exposición hemos colgado los tres primeros retratos al óleo de la galería de Gerentes del Salón Noble del Hospital. Los dos primeros, los retratos de los Dres. López Albo y Díaz-Caneja, fueron pintados durante la Transición, no antes.
Al saber de la existencia del Dr. Ernesto Gonzalvo y de su papel protagónico en la Casa de Salud Valdecilla decidimos reservarle un hueco entre el Dr. López Albo y el Dr. Díaz-Caneja que esperamos poder trasladar al Salón Noble, como corresponde.
Gracias al Dr. Jesús Gutiérrez Morlote se ha conseguido localizar a la familia del Dr. Ernesto Gonzalvo en Asturias. Su hijo tiene 90 años. La familia nos ha hecho llegar un retrato del doctor.
Noticias como ésta compensan todo el esfuerzo invertido en la exposición.
lunes, 11 de mayo de 2015
Siemprevivas
La Casa de Salud Valdecilla se inauguró oficialmente el 24 de octubre de 1929, coincidiendo con el cumpleaños del marqués. Sin embargo, éste no pudo asistir por encontrarse enfermo. Sí lo hizo su sobrina, la Marquesa de Pelayo.
El acto estaba planificado en homenaje al marqués. La inauguración tuvo poco de tal. El detonante era exógeno.
La inauguración en clave interna de la Casa de Salud Valdecilla se celebró el 2 de enero de 1930, coincidiendo con la del Instituto Médico de Postgraduados. El discurso de apertura lo dictó el Dr. Wenceslao López Albo. Este discurso no fue publicado en el primer número de los Anales de la Casa de Salud Valdecilla, como hubiera sido lógico, probablemente porque la marquesa lo censuró. Hemos localizado este discurso y lo hemos rescatado para la colección Fuentemar.
El marqués realizó su primera visita a la Casa de Salud Valdecilla en fecha indeterminada, pero que, gracias a las fotos de época, podemos situar en torno a la primavera de 1930. Y es que en las fotos el marqués aparece con las solapas de la chaqueta llenas de flores de papel que intuimos respondan a la desaparecida fiesta "de la flor".
Estas flores de la chaqueta del marqués, concretamente la hilera de la solapa izquierda, son las que se han utilizado como imagen de la exposición. Las hemos pintado de amarillo para que parezcan siemprevivas.
¿Por qué siemprevivas?
Las siemprevivas son icónicas en Cantabria. Sus flores florecen tempranamente, como las del tojo. Son flores muy presentes en la cultura tradicional cántabra.
A las siemprevivas habría que sumar las palmeras, el árbol típico de los indianos, como lo era el marqués. Y fresnos, un árbol simbólico para los pasiegos (siempre hay uno junto a la cabaña).
Los árboles de la Casa de Salud Valdecilla también son patrimoniales, claro que sí.
El acto estaba planificado en homenaje al marqués. La inauguración tuvo poco de tal. El detonante era exógeno.
La inauguración en clave interna de la Casa de Salud Valdecilla se celebró el 2 de enero de 1930, coincidiendo con la del Instituto Médico de Postgraduados. El discurso de apertura lo dictó el Dr. Wenceslao López Albo. Este discurso no fue publicado en el primer número de los Anales de la Casa de Salud Valdecilla, como hubiera sido lógico, probablemente porque la marquesa lo censuró. Hemos localizado este discurso y lo hemos rescatado para la colección Fuentemar.
El marqués realizó su primera visita a la Casa de Salud Valdecilla en fecha indeterminada, pero que, gracias a las fotos de época, podemos situar en torno a la primavera de 1930. Y es que en las fotos el marqués aparece con las solapas de la chaqueta llenas de flores de papel que intuimos respondan a la desaparecida fiesta "de la flor".
Estas flores de la chaqueta del marqués, concretamente la hilera de la solapa izquierda, son las que se han utilizado como imagen de la exposición. Las hemos pintado de amarillo para que parezcan siemprevivas.
¿Por qué siemprevivas?
Las siemprevivas son icónicas en Cantabria. Sus flores florecen tempranamente, como las del tojo. Son flores muy presentes en la cultura tradicional cántabra.
A las siemprevivas habría que sumar las palmeras, el árbol típico de los indianos, como lo era el marqués. Y fresnos, un árbol simbólico para los pasiegos (siempre hay uno junto a la cabaña).
Los árboles de la Casa de Salud Valdecilla también son patrimoniales, claro que sí.
jueves, 7 de mayo de 2015
Agradecimientos
Fue para mí un honor disfrutar en la visita guiada de ayer de la compañía de Patxi Ibarrondo, Rafael Pérez Llano, Fernando Vierna, José Ramón Saiz Viadero, Joserra y otros muchos.
Lo mejor, de nuevo, el debate posterior.
Aprovecho para recordar aquí los agradecimientos incluidos en los créditos de la exposición: José Manuel Rabanal Llevot, Juan Muñiz, Virgilio Fernández Acebo, Jesús García, Jesús Salas Bustamante, Jesús Ignacio Pérez de Miguel y Raquel Alonso Balbás (creo que no me olvido de nadie).
La exposición no hubiera sido posible sin el apoyo desinteresado de José Antonio Torcida, CDIS, Filmoteca Española, Centro López Albo, Imprenta Regional, Alberto Santamaría y Librería Carmichael Alonso.
Un recuerdo a Hugo y Gisela, en Chile.
Lo mejor, de nuevo, el debate posterior.
Aprovecho para recordar aquí los agradecimientos incluidos en los créditos de la exposición: José Manuel Rabanal Llevot, Juan Muñiz, Virgilio Fernández Acebo, Jesús García, Jesús Salas Bustamante, Jesús Ignacio Pérez de Miguel y Raquel Alonso Balbás (creo que no me olvido de nadie).
La exposición no hubiera sido posible sin el apoyo desinteresado de José Antonio Torcida, CDIS, Filmoteca Española, Centro López Albo, Imprenta Regional, Alberto Santamaría y Librería Carmichael Alonso.
Un recuerdo a Hugo y Gisela, en Chile.
Agradecimientos difusión ADIC
Agradecemos a ADIC la difusión que está haciendo en redes sociales (facebook y twitter) de la exposición.
martes, 5 de mayo de 2015
Visita guiada Centro de Estudios Montañeses
Programada visita guiada miércoles 13 de mayo para miembros del Centro de Estudios Montañeses.
Gracias a su Presidente por el interés.
lunes, 4 de mayo de 2015
Notas sobre arquitectura hospitalaria
Se ha repetido en numerosas ocasiones que el Hospital de 1929 respondía arquitectónicamente a coordenadas vanguardistas... sí, pero si acaso de 1900, no de 1929.
Gonzalo Bringas, arquitecto que se hizo cargo de las obras por designación del marqués en 1926, tuvo que hacer con los cimientos echados por sus antecesores en 1918. Los cimientos heredados correspondían a los de un hospital organizado en pabellones, algo que en 1926 ya no se estilaba. En 1926 lo que primaba, y más en 1929, era el modelo norteamericano, vertical, organizado en rascacielos.
El propio Dr. López Albo dio una conferencia en San Sebastián el año 1931, más tarde publicada en Guipúzcoa Médica y recientemente recuperada por la Biblioteca Marquesa de Pelayo para su colección Fuentemar, en la que reconoce que el hospital ideal era vertical, no horizontal. A eso se le llama autocrítica.
Para empezar a tratar estos temas recomiendo la lectura de un artículo muy interesante disponible de forma libre y gratuita en internet titulado "Verticalidad versus horizontalidad: Historia de la construcción de hospitales en el siglo XX", del arquitecto Juan José Santos Guerras, año 2003, y la del libro De ladrillos y mortales, del también arquitecto Tom Wilkinson, muy didáctico, publicado por Planeta a finales del año pasado.
Gonzalo Bringas, arquitecto que se hizo cargo de las obras por designación del marqués en 1926, tuvo que hacer con los cimientos echados por sus antecesores en 1918. Los cimientos heredados correspondían a los de un hospital organizado en pabellones, algo que en 1926 ya no se estilaba. En 1926 lo que primaba, y más en 1929, era el modelo norteamericano, vertical, organizado en rascacielos.
El propio Dr. López Albo dio una conferencia en San Sebastián el año 1931, más tarde publicada en Guipúzcoa Médica y recientemente recuperada por la Biblioteca Marquesa de Pelayo para su colección Fuentemar, en la que reconoce que el hospital ideal era vertical, no horizontal. A eso se le llama autocrítica.
Para empezar a tratar estos temas recomiendo la lectura de un artículo muy interesante disponible de forma libre y gratuita en internet titulado "Verticalidad versus horizontalidad: Historia de la construcción de hospitales en el siglo XX", del arquitecto Juan José Santos Guerras, año 2003, y la del libro De ladrillos y mortales, del también arquitecto Tom Wilkinson, muy didáctico, publicado por Planeta a finales del año pasado.
Reportaje en El Mundo Cantabria
Muchas gracias a Javier Fernández Rubio, subdirector de El Mundo Cantabria, por el estupendo reportaje que ha publicado hoy sobre la exposición.
domingo, 3 de mayo de 2015
Campo de concentración de La Magdalena
En la vitrina dedicada a la Casa de Salud Valdecilla y la Guerra Civil se expone la petición que hace un conocido editor catalán a un responsable médico del hospital santanderino para liberar a un preso del campo de concentración de La Magdalena. En la Biblioteca Marquesa de Pelayo, donde se custodia temporalmente el Archivo Histórico de la institución, se conserva la carta de agradecimiento que confirma la liberación solicitada.
En otra vitrina se expone un certificado médico expedido en el campo de concentración de La Magdalena. Está cedido por el Centro López Albo para la exposición. El soporte material es muy pobre. Una razón de más para exponerlo. Es estremecedor. Pongo a continuación foto tomada del reportaje recientemente publicado por Paco Gómez Nadal, aquí.
El matasello oficial del campo creo que es la primera vez que se da a conocer. Espero que este documento ayude a convencer a todos aquellos que niegan la existencia de este campo de concentración y de otros santanderinos, cuya existencia queda confirmada por la documentación aparecida en el recientemente recuperado Archivo Histórico de la Casa de Salud Valdecilla.
Esta vitrina se acompaña de una poema de Jaume Anglada titulado "Es el hambre". Se ha resuelto con un vinilo de gran tamaño. El poema está fechado el 4 de marzo de 1939 en La Magdalena, donde estuvo preso. La traducción es de Alberto Santamaría, que está desarrollando un proyecto muy interesante sobre este campo de concentración disponible, parcialmente, aquí.
Y, por fin, la esperada comida
En otra vitrina se expone un certificado médico expedido en el campo de concentración de La Magdalena. Está cedido por el Centro López Albo para la exposición. El soporte material es muy pobre. Una razón de más para exponerlo. Es estremecedor. Pongo a continuación foto tomada del reportaje recientemente publicado por Paco Gómez Nadal, aquí.
El matasello oficial del campo creo que es la primera vez que se da a conocer. Espero que este documento ayude a convencer a todos aquellos que niegan la existencia de este campo de concentración y de otros santanderinos, cuya existencia queda confirmada por la documentación aparecida en el recientemente recuperado Archivo Histórico de la Casa de Salud Valdecilla.
Esta vitrina se acompaña de una poema de Jaume Anglada titulado "Es el hambre". Se ha resuelto con un vinilo de gran tamaño. El poema está fechado el 4 de marzo de 1939 en La Magdalena, donde estuvo preso. La traducción es de Alberto Santamaría, que está desarrollando un proyecto muy interesante sobre este campo de concentración disponible, parcialmente, aquí.
Son las diez menos cuarto, y ya no tienen pan.
Se escucha un sordo
clamor...
¡Es el hambre!
Hombres alineados,
brigadas de
reclusos, de narices larguiruchas
que comen con los
ojos.
Hay por todas partes
un clamor...
¡Es el hambre!
Botes y platos,
brillantes y vacíos
pupilas apagadas,
calzones que caen,
agua en la boca...,
comer con la imaginación,...
querer y no poder
comer
¿Será esto un
clamor?
¡Es el hambre!
Y, por fin, la esperada comida
A toda prisa comida,
deprisa!
Con empeño, con
ilusión, con alegría, con necesidad,
y sin saborear,
por la boca, por los
dientes, por la garganta,
con todos los
sentidos!
Y pronto, de nuevo,
comienza todo,
y cinturas que
empequeñecen
¡... Y que esperas
que crezcan!
¡Y qué fuerte el
clamor!
¡Es el hambre!
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