En la vitrina dedicada a la Guerra Civil incluimos un documento muy curioso: se trata de una propuesta de incautación de la empresa Schneider firmada por varios empleados de la Casa de Salud Valdecilla y personas significadas del Gobierno de la República en Santander.
Schneider era la empresa a la que se había concedido la gestión de los servicios no clínicos de la Casa de Salud Valdecilla.
La propuesta parece que no prosperó. El Dr. Wenceslao López Albo, que había regresado de Bilbao en septiembre de 1936, no aceptó tal propuesta, o al menos no hemos encontrado documentación que confirme lo contrario. A fin de cuentas el modelo mixto y la selección de esta empresa fue decisión suya.
Uno de los firmantes del documento es el farmacéutico Ernesto del Castillo Bordenabe, de Unión Republicana, alcalde de Santander durante los años 1936 y 1937, conocido como "El Piqueta". Este alcalde impulsó un ordenamiento urbano de Santander de inspiración racionalista. Era un plan excepcional que solo pudo llevar a cabo de manera parcial. Él fue el que promovió, por ejemplo, el derribo de la ermita de San Roque, en el Sardinero, o el del antiguo convento de San Francisco, colindante con el Ayuntamiento. La ermita fue sustituida, por cierto, aunque ya durante la posguerra, por una muy interesante iglesia de racionalismo tardío.
Este alcalde fue muy polémico ya durante la República. Es habitual encontrar críticas a sus actuaciones en la prensa de perfil más conservador de la época. Durante la Dictadura se llegó a elaborar un dossier contra él tremendamente injusto. Este informe degradante se conserva en el archivo del Centro de Estudios Montañeses.
El plan racionalista para Santander promovido por este alcalde es una de esas joyas de nuestro patrimonio inmaterial (porque no se pudo llevar a cabo) que no valoramos por desconocimiento. Deberíamos tratar de revertir esta situación.