martes, 26 de mayo de 2015

La biblioteca personal del Dr. Madrazo y el Boletín de cirugía

Hace aproximadamente un año se puso en contacto conmigo el heredero del Dr. Madrazo por mediación de mi compañero Virgilio Fernández Acebo. Me ofrecía, a mí no, a la Biblioteca Marquesa de Pelayo, la biblioteca personal del doctor pasiego. Acepté, cómo no. Fui varias veces a Vega de Pas, donde se encontraba la casa del doctor, e incluso llegué con ayuda de Raquel Alonso Balbás a preparar los libros para el traslado a Santander (algo que tuvo mucho de mudanza). Pues bien, finalmente no pude traer los libros. ¿Por qué? No lo sé a ciencia cierta. El que era por entonces Gerente de la Fundación Marqués de Valdecilla, y de quien yo dependía, no encontró dinero para el camión. Parece mentira, pero a veces ocurren cosas así.

El caso es que puse en contacto al heredero con la Directora de la Biblioteca de la Universidad de Cantabria, Mª Jesús Saiz Vega, que, por supuesto, aceptó la donación derivada.

Todavía más, estando ya los libros en la Biblioteca de la UC localicé el epistolario del doctor en la Biblioteca Municipal de Santander gracias a su responsable, Pablo Susinos, que no tuvo ningún inconveniente, al contrario, en transferirlos a la Biblioteca de la UC para que estuviera todo el fondo del Dr. Madrazo reunido bajo un mismo techo.

En la actualidad este fondo comienza a estar abierto a los interesados gracias al buen hacer del bibliotecario Jesús Salas Bustamante, de quien tengo la satisfacción de ser su amigo.

En fin, un éxito de todos.

La Biblioteca de la UC ha tenido la deferencia de darnos un juego completo del Boletín de cirugía publicado por el Dr. Madrazo. Es una revista que sabíamos que existía pero de la que apenas se encontraban ejemplares. Faltan, así y todo, números. Yo creo que se han podido quedar en el desván de la casa del doctor en Vega de Pas. Había allí cajas muy sucias que quizá el personal de la UC que fue a recoger el material omitió. Sería interesante comprobarlo.

Como último eslabón, Virgilio Fernández Acebo está escaneando y volcando en el repositorio del Centro de Estudios Montañeses, del que tengo el honor de formar parte desde enero de este año, todos los ejemplares del Boletín de cirugía de la Biblioteca para su consulta pública.

En la exposición hemos incluido el primer número de esta revista y puesto en la pared un texto tomado de la introducción firmada por el doctor pasiego. Dice como sigue:

“No debemos ser altivos ni arrogantes. Muchos años de experiencia son pocos años para saber acertar. Son muchas las observaciones que se precisan para escribir cortas líneas. Por muy larga que sea una vida será corto lo descubierto por ella; pero mal que nos pese, así, y no de otra parsimonia va llegando el humano conocimiento de las cosas. Con esta pertinaz labor, y estos granitos de arena, se irán levantando montañas que descubran horizontes anchurosos, cielos de luces, alegres cielos. (…)

Ellos saben que mi fantasía gustó de poner los ojos muy en alto; ¿qué me importa no haber llegado si engendré hijos que llegarán? Y, quién sabe, los tiempos cambian, y cambian también los hombres, y, quizás, con otro ambiente, si perseveráis en mis optimismos, con cuerpos jóvenes y poderosa voluntad, llegaréis al ideal borroso que yo acariciaba: el de enseñar a otros, a muchos, lo que a mí no me enseñaron en casa y tuve que peregrinar para aprender.”

El doctor Madrazo fue encarcelado en la actual sede de la Biblioteca Central de Cantabria en 1937 y no le excarcelaron hasta el año 1942, con casi noventa años. Moriría a los pocos días en su casa de la calle Castelar, encima de lo que es hoy cafetería Siboney (en la vertical de la mesa que hay nada más entrar a la derecha, en el primer piso).